La estrategia del Presidente

Dos asuntos son prioritarios en el escritorio del Presidente: hacer que su partido se mantenga en el poder y controlar la inseguridad, la violencia y la impunidad.

El primero es un tema esencialmente político en el que se desempeña como Presidente del Gobierno y como líder de su partido.

Los resultados electorales recientes le han permitido ampliar su capacidad de acción y ha avanzado en la conformación de alianzas políticas para evitar el triunfo del PRI en julio de 2012.

Ha utilizado una buena parte de su capital político en ese afán y ha conseguido plantear un jaque a Enrique Peña Nieto, al abrir la posibilidad de formar alianza contra él en la elección de gobernador en 2011.

Para conseguirlo habrá hecho concesiones al PRD, que veremos perfiladas poco a poco en los próximos meses. Además ha impulsado una estrategia para un acuerdo que permita que su partido y la izquierda tengan cada uno su candidato, pero que al final se unan a favor del mejor posicionado.

Además ha conseguido una mayor polarización hacia el interior del PRI en donde plantea acuerdos con Manlio Fabio Beltrones, líder del Senado, y fustiga a la Presidente del PRI. En su tarea de líder político partidista parece que en los últimos meses ha recuperado espacio para construir una plataforma electoral que aun parece frágil por la falta de un candidato visible y prestigiado.

Respecto al control de la violencia, la inseguridad y la impunidad, el tema está mucho más allá de las cuestiones electorales, se trata de una cuestión de Estado. La gravedad reclama la actuación del Presidente como Jefe del Estado mexicano, planteando soluciones con el respaldo de todas las expresiones políticas y sociales. Esto no ha sucedido hasta ahora porque las acciones que se han planteado se han contaminado por la prioridad política a la que antes nos referimos.

La muestra mas visible fue el acuerdo firmado por Gómez Mont para evitar la alianza en el estado de México que ahora parece inevitable. El Presidente ha entrado a la negociación de temas electorales en los que se involucran asuntos de Estado, por lo que luego resulta muy difícil construir acuerdos. En esta perspectiva está la llegada de un nuevo interlocutor como Secretario de Gobernación.  

El reto para él será ser escrupuloso en el manejo de los asuntos de seguridad porque el establecimiento de los mandos únicos con responsabilidad directa en los Estados, tiene también un fleco político electoral: el desgaste por el fracaso en la lucha contra el crimen será ahora compartido por los gobernadores. (en su mayoría priístas).  

El país necesita una nueva estrategia para recuperar el control de la seguridad pública en muchos lugares de la geografía nacional. Mas aun si la respuesta de los delincuentes es recurrir a tácticas terroristas más sofisticadas, como parece deducirse luego del atentado con explosivos en Ciudad Juárez.

México necesita que su Presidente actúe más como Jefe de Estado y se ponga por encima de la lucha partidista para impulsar las reformas en seguridad y economía que son indispensables para el futuro.

Los nuevos funcionarios tienen el reto de formar una visión de estado orientada por el patriotismo, más que por la pasión electoral.