Domingo, 24 de Noviembre 2024
México | La finca donde Caro Quintero asesinó al agente de la DEA sigue sin cambios

La casa de la que nadie se acuerda

Después de la liberación de Caro Quintero, la finca donde cometió el asesinato del agente de la DEA sigue sin cambios

Por: EL INFORMADOR

Rafael Caro Quintero recibió un amparo definitivo del Segundo Tribunal Unitario, y su inmediata libertad. ARCHIVO /

Rafael Caro Quintero recibió un amparo definitivo del Segundo Tribunal Unitario, y su inmediata libertad. ARCHIVO /

GUADALAJARA, JALISCO (10/AGO/2013).- Todo lo que rodea a la casa ubicada en la calle Lope de Vega esquina con El Sol, es calma. A cada rato se escucha un carro pasar o un motor encendiéndose; unos pájaros que cantan sobre los árboles de la zona o la gente que esporádicamente pasa charlando con otra persona o por medio del celular. No más.
 
Muchas de las personas que habitan o trabajan en los alrededores dicen desconocer a quién perteneció o si algún hecho de relevancia se desarrolló en el lugar, aunque la versión oficial está al alcance de la mano: Enrique Camarena Salazar, agente de la DEA, después de ser secuestrado en febrero de 1985, fue trasladado a esta finca, que en aquel entonces era habitada por el narcotraficante Rafael Caro Quintero, quien fue recientemente liberado tras pasar 28 años en prisión.
 
Quien también habría sido llevado a esta casa y asesinado en el mismo lugar, es el piloto Alfredo Zavala. En un artículo de mayo de 2007, publicado en la revista Nexos y titulado "Narco Historias extraordinarias", el analista y escritor Héctor Aguilar Camín refiere que Ernesto Fonseca Carrillo, alias "Don Neto" --también parte del cártel de Guadalajara--, visitó a Caro Quintero en la propiedad de Lope de Vega cuando se enteró de que el piloto y el agente de la DEA estaban ahí. Cuando se dirigía hacia la salida y vio que un cuerpo estaba tirado en un cuarto, esto habría sido lo que escuchó: "--Es un 'dedo'--dice Caro--, por "delator". Es el cadáver del piloto Alfredo Zavala".
 
Lo que hoy queda de aquel hecho es una pizca de memoria. La casa está rodeada por un muro blanco que desde afuera sólo permite ver el segundo piso, pintado con un color durazno. El referido muro, por cierto, fue utilizado para promocionar la campaña electoral de Josefina Vázquez Mota, candidata panista a la elección presidencial del año pasado; sobre la calle Lope de Vega apenas hay rastro de esta publicidad, pues parece que le pasaron una capa de pintura blanca por encima; en cambio, por la calle El Sol, aún es perfectamente visible. Una de las vecinas de la zona explica que esto se debe a que los ahora habitantes de esa casa tienen preferencias panistas.
 
Un portón y una puerta de color beige parecen ser los principales accesos; la segunda, a la que a través de la pintura ya se le ve el metal oxidado, tiene encima un pedazo de madera en el que está marcado el número de la casa. Aunque se buscó a los habitantes, la puerta permaneció cerrada.
 
De las personas consultadas, de las cuales se omite su nombre real, apenas una narró parte de los hechos antes descritos; las demás dijeron no tener idea de los sucesos y apenas dieron una opinión sobre la liberación del capo.
 
Es sábado, hace calor moderado y ya pasan de las 14:00 horas. Lucía camina en la acera que está frente a la referida casa. Es joven, no tiene más de 25 o 26 años. Sabe que la finca era propiedad de Rubén Zuno y que en la década de 1980, Rafael Caro Quintero habría asesinado a un agente estadounidense en ese lugar. Los hechos no le constan, pero su padre, quien ha vivido en la zona al menos desde que tenía 18 años, se los narró; incluso menciona que las casas que están junto a la señalada, también eran propiedad de Zuno, pues antes era una especie de rancho.
 
Rubén Zuno --ex diputado local, hijo del ex gobernador José Guadalupe Zuno y cuñado del ex presidente Luis Echeverría-- murió en septiembre del año pasado en una prisión de Florida, donde cumplía una condena de cadena perpetua que fue dictada en 1992, por presuntos nexos con el cártel de Guadalajara, precisamente en el caso del asesinato de Enrique Camarena.
 
La casa, mencionan los registros mediáticos, era propiedad de Zuno Arce, aunque antes del asesinato la vendió a Caro Quintero.
 
Lucía, como ya se dijo, fue la única que hizo mención del suceso y aprovechó para cuestionar la decisión de dejarlo en libertad. Alfonso, que atiende un negocio que se ubica a una cuadra de la propiedad, asegura no tener idea sobre el narcotraficante ni sobre la finca; un guardia que cuida un negocio que está a espaldas de ésta, menciona que apenas se enteró de la liberación porque lo vio en la tele, mas no tiene conocimiento de que alguna vez Caro Quintero haya habitado la colonia.
 
A unas cuadras de la casa se logran ver los carros que pasan rápidamente por la Avenida Mariano Otero; quien se acerca puede comenzar a escuchar el ruido del transporte público al rebasar a los automóviles y el de los claxon exigiendo prisa. Pero alrededor de la finca en la que se cometieron dos asesinatos que marcaron la historia del narcotráfico en el país, todo es calma.

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