La Frontera Norte

Al parecer, Estados Unidos solamente tiene una frontera y ésa es la de México. Desde los tiempos en que este país decidió concursar para convertirse en un nuevo imperio, advirtió el significado de México, uno de los territorios más desarrollados y ricos en muchos sentidos que había dejado el imperio español.

El largo proceso de la independencia y el todavía más largo proceso en busca de la estabilidad nacional perjudicó a nuestro país y lo estancó en la carrera del progreso. La educación, el crecimiento tecnológico y el desarrollo democrático se empantanaron convirtiéndonos por décadas en una sociedad subdesarrollada y siempre más y más endeudada. A ninguna de estas realidades fue ajena la política abierta u oculta de Norteamérica, pero uno de los resultados finales fue precisamente la migración hacia el Norte, donde todo parecía funcionar bien, hasta que las políticas mundiales del Norte y su mismo estilo de vida le trajeron serias complicaciones, sea en lo que mira al terrorismo internacional que al consumo de enervantes.

Nuestro país por su parte ha seguido produciendo innumerables camadas de mexicanos exclusivamente dedicados a la búsqueda de su personal progreso, así sea a costa de la nación, particularmente en el coto de la política.

A estos funcionarios les ha importado muy poco endeudar al país y desgastar sus riquezas naturales, con lo cual se enriquecieron ellos por varias generaciones y esclavizaron a México por otras tantas más, haciendo que el producto interno bruto que producimos sea siempre menor en comparación a países con sociedades más desarrolladas. Si a esto añadimos las millonarias sumas que solamente por concepto de intereses pagamos a los Estados Unidos año tras año por las crecidas sumas que muy generosamente nos han prestado, y lo que gastamos en sostener al Gobierno en sus tres poderes, nos queda claro que nuestro país no puede sino ofrecer salarios miserables a la mayor parte de la población, que por lo mismo busca emigrar.

Migración ilegal, terrorismo, narcotráfico y delincuencia acaban siendo vistos por Estados Unidos como una sola realidad frente a la cual deben levantar muros, enviar al Ejército, endurecer las leyes en Arizona para la “caza” de indocumentados, y otros recursos por el estilo, aunado a declaraciones como “quédense en su país y hagan allá las maravillas que hacen aquí”, sólo que la feliz declarante olvida que acá no podemos hacer esas maravillas mientras allá sigan sosteniendo su política internacional de usura y explotación, o sigan siendo incapaces de desarticular a las redes que trafican narcóticos, armas y dinero allá mismo y de allá para acá, esto asumiendo que dejar de consumir enervantes es algo que escapa a su desarrollado estilo de vida. Por lo pronto, un objetivo se está logrando: debilitar a las ciudades mexicanas fronterizas cuya misma presencia es ya una amenaza a la seguridad de sus vecinos.