Inquietante aumento de inseguridad

En los últimos 30 días hemos sabido del aumento del número de ejecutados en el Estado de Jalisco (52), y aunque podría argumentarse que en otras entidades las cifras son más escandalosas, la verdad es que no se trata de establecer comparaciones estadísticas, sino de aplicar las medidas pertinentes y tomar las precauciones debidas para que la ciudadanía pueda desempeñar sus actividades en un entorno de confianza y seguridad.

Durante más de un año las autoridades locales habían podido “presumir” de que aunque la situación de inseguridad en el país era digna de tomarse en cuenta, en Jalisco las cosas estaban controladas y de que existía un “blindaje” ex profeso para evitar que la situación se tornara de cuidado mayor. Sin embargo, hoy las cosas son diferentes, pues incluso una de las mayores navieras internacionales decidió suspender sus arribos a Puerto Vallarta por motivos de inseguridad, con todo lo que esto habrá de significar en el terreno económico familiar de quienes allá residen e incluso de quienes son proveedores del Puerto.

Pero al margen de la importancia económica que tales sucesos implican —que no es menor—, la falta de seguridad se ha convertido en “el coco” a resolver por las autoridades, pues sin ésta la sociedad entera se transforma y el rendimiento no puede ser el mismo, sobre todo por el estrés que implica no saber si podrá uno regresar a casa y/o si al regresar, encontrará a toda su familia en la misma.

Me queda claro que el tema no es nuevo, pero el caso es que la sección de la llamada “nota roja” se está convirtiendo en protagonista de la mayor parte de los medios de comunicación, y considero que ninguno de éstos propicia los sucesos para luego darlos a conocer.

De pronto se nos empieza a hacer costumbre leer titulares de ejecutados, arsenales decomisados, acciones en que interviene el Ejercito y otros cuerpos de seguridad en colonias que antes se consideraban como tranquilas y en donde habitaban familias decentes. Vamos, ahora hasta el robo de autos se ha vuelto a incrementar de manera sustancial, y eso que en alguna época Jalisco alcanzó el nada honroso primer lugar nacional en este tipo de delitos, pues sepa usted que hoy son más los autos robados que hace 10 o 12 años, cuando decíamos que ninguna familia se había escapado de tales delincuentes —salvo las que no poseían ninguno—.

Así, es difícil saber si “terminaron las vacaciones”, la “Luna de miel” o el “periodo de gracia” que al parecer había dado la delincuencia organizada a los jaliscienses, pues hoy no hay día sin que se presente algún enfrentamiento armado o se encuentren personas ejecutadas, incluyendo a mandos policíacos.