Información y seguridad

Los recientes siete ataques cometidos en la Zona Metropolitana de Guadalajara por un grupo delictivo —que incendió vehículos, hirió personas, lanzó bombas molotov y una granada, y bloqueó un tramo de la avenida Lázaro Cárdenas— mostró lo que falta para hacer efectivo el derecho a la información que tenemos los ciudadanos para saber qué pasa y actuar ante una situación de crisis en la seguridad pública.

No fue cualquier cosa lo que ocurrió ni, lamentablemente, parece que será la última vez que sucedan ataques similares o peores.

Con información precisa y a tiempo, podrían haberse por lo menos atemperado parte de las manifestaciones de psicosis social que se registraron la noche del 1 de febrero, se hubieran venido abajo rumores sin fundamento que durante un rato circularon en las redes sociales y no se habrían difundido datos erróneos que por lo intempestivo del momento comunicaron algunos conductores de medios electrónicos.

Y, además, las familias podrían haber actuado con mayor serenidad, rapidez y sin sobre dimensionar los acontecimientos. Si uno de los objetivos de los atacantes fue sembrar pánico social, en parte lo lograron.

Pero así como circularon rumores y mensajes de pánico en las redes sociales, también debe destacarse que twitteros y usuarios de Facebook divulgaron información e imágenes que evidenciaban claramente lo que estaba sucediendo esa caótica noche. Los vacíos de información siempre son llenados por quien actúa rápido.

El acceso ciudadano a información veraz, precisa y atingente en un momento difícil como el descrito es un problema que para solucionarlo requiere la intervención de autoridades, medios informativos y ciudadanos. En el primero de los casos, se necesita la coordinación permanente de las instancias municipales, estatales y federales dedicadas a la seguridad pública. ¿Quién informa?, ¿cómo?, ¿bajo qué parámetros y legitimidad?, son respuestas que deben dar las autoridades.

Los que en general actuaron bien fueron los reporteros que cubren seguridad pública para sus medios. Los de estaciones radiofónicas dieron cuenta rápidamente de lo que sucedía.

Escucharon las frecuencias de las corporaciones policiacas, informaron lo que ocurría a sus medios y se dirigieron a los lugares para corroborarlo.

Minutos después empezó a circular información en las redes sociales, con datos veraces y, también, equivocados. Desde Palacio de Gobierno las autoridades coordinaron acciones y de ahí salieron más tarde las primeras declaraciones oficiales.

Deja muchas preocupaciones y lecciones lo ocurrido esa noche: a los cuerpos de seguridad —que se movilizaron rápido—, las autoridades en general, los medios informativos y los ciudadanos.

Pero no olvidemos que garantizar la seguridad de las familias es también hacerles valer su derecho a la información, a saber qué está ocurriendo y qué hacer.