Inexorable encontronazo

Su presencia ahí —en los patios, en el recinto vacío— escoció hígados; levantó ámpulas; agolpó la sangre. Afrentó. “Pues aquí lo vamos a estar esperando”, desafió entonces Javier González Garza, coordinador de los diputados del PRD. Y de quien se refería no era otro que Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública, cuya presencia ayer en San Lázaro había resellado la importancia capital que para el Presidente Felipe Calderón tiene el hecho de que las reformas petroleras definitivamente no incluyan las 12 palabras que López Obrador propone para evitar una posible privatización.

A Genaro García Luna le habían precedido cientos de policías de la Federal Preventiva, que desde el sábado fueron ocupando reductos, esquinas, patios, estacionamientos. Y cuando se fue ayer, luego de “revisar su logística”, hileras de más efectivos de la PFP se escurrían por Rovirosa, para engrosar el cinturón de seguridad en que también participan soldados del Estado Mayor Presidencial.

Llegaban marchando, al uno-dos, con sus fornituras, cubre pechos acerados y escudos chirriantes. No niegan que en realidad son soldados: callados, obedeciendo sin chistar el “hileras derecha”, el “paso redoblado”, y el “alto” y el “en descanso a discreción”.
Genaro García Luna se convirtió ya en el símbolo del cancerbero, porque fue él quien en el Senado, el jueves, daba él directamente las órdenes cuando la PFP madreó sin ambages a diputadas y diputados, cuando éstos iban hacia el recinto improvisado donde Manlio Fabio Beltrones y Gustavo Madero citaron al resto de senadores para la aprobación de la reforma petrolera, la misma que hoy, en San Lázaro presumen priistas y panistas refrendarán con el apoyo de Genaro García Luna.

Este lunes, San Lázaro vivía literalmente los preparativos de una batalla.
Los federales advirtieron a los periodistas acreditados que el acceso a San Lázaro estará severamente restringido. Tanto que la mayoría de empleados de la Cámara no deberán presentarse; tanto que han repartido un plano del Palacio Legislativo con sus calles próximas, adonde han marcado sitios de cuando menos seis retenes. Camionadas de granaderos de Marcelo Ebrard permanecen sobre Emiliano Zapata. Todos ellos esperaban el anochecer, para desplegarse cerrando calles.

El dispositivo policíaco respondía a un aviso: miles de ciudadanos estarán movilizándose a partir de las ocho de la mañana, del Zócalo hacia el palacio legislativo de San Lázaro, para manifestar su exigencia a incluir las 12 palabras aquellas. A las nueve y media, César Duarte recibirá a Andrés Manuel López Obrador. A las once, estaría iniciando la esperada sesión ordinaria. Sea en el recinto ex profeso, o, acaso también, en el auditorio de l Edificio E. Aunque remota, persistía la posibilidad de trasladar el Pleno al auditorio del Centro Médico, según fuera el tamaño del esperado encontronazo.
Y es que si de algo están seguros los panistas y priistas es que en San Lázaro las cosas no les van a ser tan fáciles como en el Senado.