Martes, 26 de Noviembre 2024
México | VISIÓN Y DECISIÓN POR CARLOS CORTÉS VÁZQUEZ

Impunidad, impotencia e impudicia

Pareciera que las garantías son únicamente para quienes pueden pagarlas al muy alto precio para tener una vida venturosa

Por: EL INFORMADOR

Carlos Cortés Vázquez.  /

Carlos Cortés Vázquez. /

Volviendo a la realidad dejando a un lado las conmemoraciones, Mexicana de Aviación que es ¿o era? un símbolo en los cielos del país en el mundo, paradójicamente en este año ha generado desprestigio, aportando uno más de los enredos económicos de alto nivel con lesión a mucha gente, en la que sobresalen empleados y usuarios, estos últimos muy poco tomados en cuenta.

Mexicana de Aviación ahora, a 80 años de su fundación, en hechos relativamente recientes, fue adquirida por Grupo Posadas que a su vez tras vender parte de sus activos se declaró en quiebra. Los empleados mostraron algún interés por dar servicio y procurar administración eficiente y eficaz, quizá con miras a integrar una cooperativa; hecho frustrado. Más delante se supo de un grupo de inversionistas que tampoco formalizó la operación y ahora se habla de otros potenciales compradores sin mencionar sus nombres por los muy discutidos secretarios del Trabajo y de Comunicaciones y Transportes.

La impunidad es palpable formando gruesas cortinas de humo a los clientes, usuarios compradores de boletos, quienes ven lejana o tal vez inverosímil, la posibilidad de al menos recuperar su dinero pagado por algún boleto. Ya que los perjuicios no tendrán reparación, lo mínimo que cabría sería la devolución de dinero.

La impotencia del usuario comprador, al margen de las argucias financieras de poderes oligárquicos, se patentiza en las oficinas de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), limitada a recibir la queja, documentarla y almacenarla en el archivo de olvido e ilusión.

La impudicia adquiere relieve en el ámbito de la injusticia que auspicia, otra vez, la falta de garantías expuesta en hechos violentos cada minuto mostrado a través de los medios de comunicación, donde los delincuentes tienen sonrisa a flor de labio ante las cámaras, mientras los integrantes del Poder Legislativo acuerdan posiciones de acomodo con miras políticas.

Una tras otra, las noticias dan cuenta de nuevos escándalos, dejando tarea a la memoria colectiva sola, espectadora de impunidad e impotencia, sujeta como objeto vulnerable al desenfreno de la inseguridad en calles, carreteras y medios de transporte. Pareciera que las garantías son únicamente para quienes pueden pagarlas al muy alto precio para tener una vida venturosa.

La apertura de un nuevo periodo de sesiones con nuevos dirigentes en el Poder Legislativo, que inevitable aunque tardíamente la habrá, puede ser y debe ser el campo fértil al reencuentro de la responsabilidad, el respeto y el compromiso pactado con la población a quienes representan los 500 diputados y los 128 senadores electos para establecer los lineamientos emanados de la Constitución y los nuevos que así lo requieran, como las reformas Educativa, Laboral, Hacendaria y Política.

Dios nos guarde de la discordia.

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