Martes, 26 de Noviembre 2024
México | SERPIENTES Y ESCALERAS POR SALVADOR GARCÍA SOTO

IFE: ¿Que 20 años no es nada?

El IFE que arriba a este aniversario dista mucho de ser el ‘‘árbitro eficiente pero discreto’’ que concibiera su primer presidente ciudadano, José Woldenberg

Por: EL INFORMADOR

Salvador García Soto.  /

Salvador García Soto. /

No es lo mismo el ideal de un órgano ciudadano, autónomo y libre para organizar elecciones, que el IFE 20 años después. Si bien en dos décadas el Instituto Federal electoral (IFE) nos ayudó a transitar de la cultura del “fraude priista” a los comicios donde el voto cuenta y se cuenta —aun con la mancha de 2006—, también en ese lapso el órgano comicial se volvió una pesada y costosa carga burocrática para los mexicanos, ha cedido parte de su esencia “ciudadana” con consejeros controlados por los partidos y se volvió una opaca y acorazada institución donde el amiguismo y el dispendio de recursos públicos son moneda corriente.

El IFE que arriba a este aniversario dista mucho de ser el “árbitro eficiente pero discreto” que concibiera su primer presidente ciudadano, José Woldenberg. Hoy es un árbitro obeso, sobrecargado de funciones y responsabilidades excesivas que le dio la última reforma electoral y, sobre todo, un árbitro cuya imparcialidad ha sido puesta en duda por las actitudes, orígenes y excesos de sus consejeros encabezados por Leonardo Valdés Zurita.

A Valdés le han señalado y documentado una serie de manejos turbios del presupuesto de la institución, que van desde aquella pretensión por darse un aumento de 100% de sueldo, hasta la falta de respuesta a las observaciones de la Contraloría Interna del IFE sobre gastos excesivos o entrega de facturas falsas de la propia oficina del consejero presidente.

La contratación de la empresa Cartonera Plástica, que en mayo de 2005 estuvo involucrada en sobornos a consejeros electorales mexiquenses, es otro de los expedientes pendientes de Valdés; junto a la opacidad sobre el costo y la efectividad del monitoreo de radio y televisión, a la fecha no se sabe el gasto real del monitoreo que se contrató.

Pero, más allá del dispendio y los excesos de su presidente y consejeros, lo que ha pasado en estos 20 años es el viraje que los partidos políticos, desde el Congreso, le dieron a esta institución. De haberse pensado y creado en 1990 como un órgano ciudadano tipo ombudsman, cuyos consejeros serían de origen ciudadano y representarían intereses de la ciudadanía, en la pasada reforma electoral de 2007 los partidos terminaron por cambiar hacia un modelo de un “IFE partidizado”, en el que los consejeros son electos y repartidos como “cuotas” partidistas y defienden y vigilan los intereses de los partidos que los impulsaron, ya no los del ciudadano.

La “partidocracia”, reconocida por muchos como origen de gran parte de los males del país, se apoderó del IFE que tanto esfuerzo —y miles de millones de pesos— costó erigir. Hoy ellos, los partidos, son dueños del IFE, de su pesada burocracia y de su élite de consejeros excesivamente bien pagados que, aun así, no son para nada el ideal de autonomía e independencia que inició hace 20 años. Los dados mandan escalera. Buen inicio de semana.

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