México | PLAN B POR LYDIA CACHO Huérfanos de la guerra Esta página no alcanza para escribir los nombres de nueve mil ochocientas criaturas que han quedado huérfanas por la guerra en el Estado más violento del país Por: EL INFORMADOR 21 de octubre de 2010 - 05:21 hs Lydia Cacho. / Andrés, de siete años, estaba en la sala cuando la Policía entró a casa y comenzó la balacera. El único testigo presencial del asesinato del padre, madre y abuela es este pequeño que no puede dormir con la luz apagada y que se orina cada vez que escucha ruidos similares a balazos. Carolina, de cuatro años, se quedó en el kínder esperando a su madre que nunca volvió, porque la “levantaron” y no se investigó cómo o porqué apareció muerta en Ciudad Juárez. Irene, de ocho años, Guadalupe de 11, Ernesto, Carlos, Javier, de seis años, temen jugar a la pelota en las calles de su natal Chihuahua, porque “vienen los malos que matan”. Ellos y ellas no saben si los malos que matan son soldados, narcotraficantes, policías o delincuentes comunes. Son, simplemente, adultos. Nueve mil ochocientos. 9,800. Esta página no alcanza para escribir los nombres de nueve mil ochocientas criaturas que han quedado huérfanas por la guerra en el Estado más violento del país: Chihuahua. Imagine que en los últimos dos años se desplomaran 80 aviones comerciales y todos los pasajeros fallecieran. Ésa es la cantidad de familiares muertos (madres, padres o tutores) que expiraron como producto directo o indirecto de la guerra, sólo en Ciudad Juárez. Eran empleadas, burócratas, policías, narcos, maestras, desempleados, estudiantes o transeúntes que estaban en el lugar equivocado. Tras su muerte quedaron nueve mil 800 menores. Poco a poco las valientes organizaciones civiles de Juárez definen el mapa de la orfandad. Ya César Duarte, gobernador de Chihuahua, ha declarado que su gobierno destinará 100 millones de pesos para asistir a las y los pequeños. La aplicación de estos recursos puede sentar un precedente de lo que debe hacer México por los miles de niños y niñas que la guerra deja detrás de sí, como un daño colateral sin voz ni voto, como testigos de las masacres y el desaliento, de la corrupción o la injusticia. Éste no puede ser un típico programa limosnero, que entrega dinero a las familias para subsanar gastos de hambre y pobreza. Puede ser, en cambio, un programa multidisciplinario de largo plazo, que asegure becas escolares y alimenticias a las y los pequeños, que les asegure terapias a quienes atestiguaron la muerte; miles de chavales cuya corta vida les ha enseñado a temer, a desconfiar, a odiar. (Ya se propone la creación de escuelas con el modelo Waldorf en Chihuahua y la creación de redes de familias sustitutas, por ejemplo). Mientras las élites juegan a defender monopolios políticos, mediáticos y telefónicos, aquí, mirándonos a los ojos está el verdadero rostro de la guerra; miles de niños y niñas que necesitan estructura, afectos, educación y alimentación para edificar una vida digna. Si somos capaces de defender y construir la paz con la misma vehemencia con que se argumenta y defiende la violencia, daremos el primer paso. Temas Chihuahua Rotonda Plan B Lee También Semarnat presenta Plan Nacional Hídrico que garantizará agua para consumo humano Chihuahua en alerta por tormenta invernal; esperan frío extremo, nieve y vientos fuertes Lin Games promociona su primer libro “Kwiis University” Aguinaldo 2024: trabajadores de gobierno que lo reciben el 15 de noviembre Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones