Honrar las complejidades

Celebrando la liberación de
Aung San Suu Kyi, la líder birmana

Suele suceder que son los otros los que nos salvan de nuestras brumas. Recomiendo Biutiful, la película de Alejandro González Iñárritu, situada en la compleja y multicultural Barcelona actual, cruce de caminos de personas de distintos continentes, con un protagonista que es a la vez padre amoroso, transgresor de la ley y habitante de un estrecho sendero entre abismos. Ilustra, más que muchos informes oficiales, sobre el crudo desafío de integrar a quienes emigran para conquistar un futuro.

Este año, el premio Príncipe de Asturias en Letras fue para el escritor líbano-francés Amin Maalouf, autor de novelas y ensayos, como Identidades asesinas, un auténtico tratado de la tolerancia, que explica nuestra pertenencia como humanos a varias raíces y huellas, nacionales y religiosas, y cómo reconocer esas múltiples identidades en cada quien, nos ayuda a convivir en paz.

El discurso de Maalouf al recibir el premio ubica a la cultura como algo aún más crucial en épocas descarriadas (y la nuestra lo es), pues nos permite responder a preguntas centrales, como quiénes somos, a dónde vamos, qué pretendemos construir y con qué fundamentos. “Vivir juntos —dijo— no es algo que les salga de dentro a los hombres; la reacción espontánea suele ser la de rechazar al otro. Para superar ese rechazo es precisa una labor prolongada de educación cívica”. La identidad de un país no es una página en blanco, ni una página ya escrita e impresa, expresó; es una página que estamos escribiendo. Más allá de nuestro patrimonio común “—instituciones, valores, tradiciones, una forma de vivir— (…) también debemos todos sentirnos libres de aportarle nuestra contribución (…). Asentar este mensaje en las mentes es hoy (…) tarea prioritaria de quienes pertenecen al ámbito de la cultura”.

Hizo algunas afirmaciones afiladas: “Si nos descuidamos, este siglo recién empezado será un siglo de retroceso ético…”. Se recrudecen “… las afirmaciones identitarias, violentas en muchísimas ocasiones (…); se debilita la solidaridad entre naciones y dentro de las naciones (…); se erosionan los valores democráticos; se recurre con excesiva frecuencia a las operaciones militares y a los estados de excepción…”

Sin embargo, invitó a no resignarnos ni desesperarnos: “Hoy día lo que honra a la literatura y a todos es el intento de entender las complejidades de nuestra época y de imaginar soluciones para que sea posible seguir viviendo en nuestro mundo. No tenemos un planeta de recambio, sólo esta veterana Tierra, y es deber nuestro protegerla, hacerla armoniosa y humana”.

González Iñárritu y Maalouf honran las complejidades. En el sitio web donde Maalouf mantiene contacto con su público, se constata cómo hay adolescentes que le agradecen haber escrito obras que los hicieron interesarse por primera vez en la literatura. Ambos nos recuerdan que los otros también pueden salvarnos. Y ése es el campo de la cultura.