¿Hacia dónde…?

¡Al carajo…!

No; no se turbe, amable lector, al escuchar, para muchos, la “altisonante” expresión; líbreme Dios que yo lo hiciere con un afán despectivo en una actitud por demás amenazante y agresiva, que no. Y no, porque quienes nos creemos con educación, pensaríamos que se estaría haciendo uso de un lenguaje un tanto cuanto vulgar. Y líbreme Dios de nuevo, sería verdaderamente incapaz de incurrir en procacidad tal, empero…

Empero, para que los que lo saben lo recuerden y los que lo ignoran se enteren, CARAJO es el castizo nombre con el que se denominó la canastilla ubicada en el mástil principal de los barcos, a la que se mandaba a marineros castigados y a vigías de turno para avistar en el horizonte la proximidad de embarcaciones próximas, y que históricamente reconocido, desde donde se escuchó la anhelante frase que el ya por demás desesperado Colón deseaba escuchar: “¡Tieeeerra a la vista…!”

En cambio, el temor invadía a las tripulaciones cuando el que estaba en el carajo alertaba: “¡Piratas..!”, haciendo temblar a los viajantes cuando iban a ser atacados.
Pues sí, y todo esto desde el carajo…

¿Y..?

En pasados días, en la segunda sesión en San Lázaro, que duró apenas cuarenta minutos, el payaso institucional de la Cámara, el subnormal con fuero Gerardo Fernández Noroña, siempre oliendo a carroña, montó su funcioncita al frente del Partido del Trabajo, en el que no se trabaja pero sí se agita, con las resobadamente vistas pancartas agrediendo al Presidente Calderón con las “geniales” frases: “Si tomas no gobiernes”…  ¿Tú dejarías conducir a un borracho tu auto?  No, ¿verdad?  ¿Y por qué lo dejas conducir el país?

Cuán fácil resulta difamar para desprestigiar sin aportar prueba alguna. Es como desplumar una gallina al viento y querer recoger luego todas las plumas, siempre algunas quedarán por ahí…

No es desconocida la virginidad de neuronas que padecen diputadillos de distintos partidos, que tienen a la ciudadanía mexicana hasta la coronilla por los montajes carperos que exhiben el tan miserable y paupérrimo nivel político que se padece. Lo bajuno, lo mezquino, lo ruin ha alcanzado al Primer Mandatario con una total y absoluta falta del mínimo respeto a su investidura, que quiéranla o no la ostenta y ejerce.

Todo va a buscar enfrentamientos. A meter candela a la discordia. El término entendimiento no tiene significado alguno entre las ratas y los zánganos que pululan en el ¿honorable? Recinto legislativo.

Y…  PENSÁNDOLO BIEN.

Y…  PENSÁNDOLO BIEN, resulta una verdadera pena que en nuestro país no haya una flota marítima suficiente para mandar a toda esa caterva de indigentes cerebrales al sitio de castigo de las carabelas…  ¡Al carajo…!  Menos mal…

Menos mal que con los adelantos en los medios de transporte sí, por lo menos y para desahogo del sufrido pueblo mexicano, se les puede enviar, país que está de moda, ¡a la… China..!