¿Habrá nuevos resultados?

Por más que los estrategas de la Secretaría de Educación dicen que las cosas van más que bien, de nueva cuenta se pone en la palestra de la discusión el otorgamiento de un adecuado presupuesto para la educación Media y Superior del país, luego de que la cada vez más poderosa Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha sugerido al Ejecutivo federal “cerrar la llave del presupuesto” y que ésta sea otorgada por la iniciativa privada.

Además del aspecto presupuestal —de suyo importante—, también sugirió cambiar el modelo pedagógico educativo, lo cual no parece descabellado, dado lo obsoleto del mismo, sin embargo, no establecen con qué base técnica o científica se atreven a proponer cambios, pues aunque es de reconocerse que el actual modelo se encuentra lejos de ser perfecto o algo por el estilo, se debe de contar con argumentos muy sólidos para realizar el cambio, y sobre todo la dirección del mismo.

Es insultante pensar que 96.9% del gasto —así le llama la OCDE— se utiliza para el pago de salario de los maestros, sobre todo cuando se sabe que por lo general, los maestros universitarios reciben un pago aproximado de 50 pesos por hora clase, cantidad que ni un lava carros aceptaría

Pero claro está que cada quien actúa y habla de acuerdo a los objetivos y principios que le motivan, y la OCDE en el nombre lo dice todo. Dicho de otra manera, de acuerdo a como le va en la fiesta, pues la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), así como el brazo educativo de la Organización de Naciones Unidas, se pronuncian por el incremento de dicho presupuesto.

Así, durante la administración de Vicente Fox llegó a pesar fuerte la opinión de estas dos últimas instancias, al grado de que a éste no le quedó otra salida que aumentar el presupuesto otorgado, no vaya usted a creer que fuera un convencido de la importancia de la educación, palabra esta que fue quitada de su diccionario, sino que respondió al llamado “del qué dirán”.

Luego entonces, se tiene que poner sobre la balanza la importancia de contar con una educación gratuita —de principio a fin—, a efecto de que la inversión inicial —así se le debe de considerar— en la educación básica no se pierda.

Aunque la propuesta sea dicha y hecha con todo respeto, la autoridad debe de tener muy en claro el ordenamiento constitucional —en cuya esencia pretende la igualdad de oportunidad—, además de la prioridad que significa contar con un pueblo educado y capacitado para producir más y mejor, pero sobre todo para evitar la explotación de los que más tienen y más saben.