CIUDAD DE MÉXICO (12/DIC/2016).- La fe mueve montañas, según un dicho popular, y ejemplo de ello son los guadalupanos, a quienes no les importan las inclemencias o los riesgos para ir a la Basílica de Guadalupe a cantar las mañanitas a la Virgen y darle las gracias “por los favores recibidos”.En bicicleta, caminando, en autobús o en automóvil, miles de peregrinos han arribado a la Basílica de Guadalupe, en la capital del país, con motivo del 485 aniversario de la aparición de la Virgen morena, sin importarles el frío o a los peligros que se pueden enfrentar.Algunos creyentes entrevistados mencionaron lo incidentes a los que se exponen en su trayecto al templo, como el riesgo de que los atropellen, o que pueden ser víctimas de robos, además de la posibilidad de enfermarse por las bajas temperaturas que persisten en el país.Sin embargo, hasta las 19:00 horas de ayer se registró un ingreso de más de tres millones de visitantes, que desde el viernes pasado han llegado al recinto o a los lugares especiales para su recepción como la Casa del Peregrino, algunos en grupos de 20, 50 y hasta 200, provenientes de diversas entidades del país.“No podía faltar a ver a mi virgencita, que tantos favores me ha hecho”, revela Adriana quien a sus 67 años confiesa que quizás es la última vez que hace este viaje a pie desde Toluca, pues su salud y edad ya no se lo permiten.