Sábado, 23 de Noviembre 2024
México | EL SONIDO Y LA FURIA POR MARTÍN CASILLAS DE ALBA

Grigori como zar y ‘‘Juanito’’ como delegado

Por alguna razón, tratando de digerir la ópera Boris Godunov de Modesto Mussorgski, que es un poco densa pero la más famosa de este compositor

Por: EL INFORMADOR

Martín Casillas de Alba.  /

Martín Casillas de Alba. /

Por alguna razón, tratando de digerir la ópera Boris Godunov de Modesto Mussorgski, que es un poco densa pero la más famosa de este compositor, que se transmite este sábado en vivo y en directo desde el MET de Nueva York a las pantallas del Teatro Diana de Guadalajara y del Auditorio Nacional en la Ciudad de México, por fin pude asociar parte de la trama en las brumas de una fantasía en donde imaginé que Gregori, quien resultó ser un falso zarevich, logra el poder apoyado por Marina Mnishek quien, a su vez, deseaba recibir los beneficios como zarina, usurpando el poder desde su palacio en Sandomir.

Rafael Acosta, el famoso “Juanito”  de la banda sobre la frente, lo hizo en Iztapalapa (delegación de la Ciudad de México) asumiendo el poder sólo para pasarle la estafeta a Clara Brugada Molina desde su palacio en Santa Martha Acatitla.

Los dos aprovecharon la anarquía que había en su momento y cada uno en los territorios: “Juanito”, en la “brava” delegación Iztapalapa —sede de los comercios de las partes robadas de los coches—, y Grigori, en la Rusia zarista de finales del siglo XVI, cuando padecían del dominio del Boris Godunov como zar, acusado de darle muerte a su hijo Dimitri y de perseguir a los boyardos (terratenientes) y a los jesuitas.

Grigori se hace pasar por el zarevich Dimitri y organizan una falsa y milagrosa resurrección.

“Juanito” acepta el trato con López Obrador para ganar las elecciones y, de esta manera, tanto “Juanito” como Grigori, que eran dos perfectos desconocidos, se convierten uno en candidato sustituible y el otro en un falso zarevich.

Rodeado de un coro como en la ópera, cuando “Juanito” recibió el poder cantó el Himno Nacional a capella, acompañado del coro de vecinos de la Santa Martha Acatitla Sur.

Grigori, una vez en el poder, fue recibido por un coro de vagabundos que le cantaban a la esperanza, coros rusos que emocionan mientras él caminaba con la corona sobre su cabeza dándoles nuevas esperanzas y liberando a los jesuitas y al boyardo antes de regresar a Moscú seguido por una multitud.

“Juanito” es delgado por unos cuantos días antes de pasarle la estafeta a Clara Brugada, gracias a López Obrador; Grigori simula ser Dimitri, apoyado por el monje Pimen —el López Obrador de la Rusia zarista—, quien jura que ese joven revivió de milagro con tal de que siga la función.

“Juanito” dio el grito de Independencia —en la esquina de Luis García y Carlos Canales—, gritando: “¡Viva México, viva Iztapalapa!”, seguido de un niño que gritó “¡Viva mi abuelita!” Al final de Boris Godunov se queda el idiota del pueblo lamentándose del amargo destino.

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