Lunes, 25 de Noviembre 2024
México | AL MARGEN DEL PODER POR JORGE REGALADO SANTILLÁN

Futuro-presente de Guadalajara

A estas alturas existe un gran conocimiento sobre los problemas de la ciudad

Por: EL INFORMADOR

La Comisión de Planeación Urbana del municipio de Guadalajara, a principios de esta semana anunció que se convocará a autoridades, académicos y estudiantes de las universidades para discutir el futuro urbanístico de la ciudad. Con ello en mente hago estos comentarios.

Siempre será loable que se convoque a profesores y estudiantes universitarios para participar en este tipo de debates, tan necesarios pero generalmente ausentes. El conocimiento y la propuesta sobre lo que se debe hacer en esta ciudad, sin embargo, nunca será más cercano a la realidad, si no participan otros sujetos como los vecinos, los comerciantes, los grupos culturales, etc., que tienen un amplio conocimiento sobre la ciudad, simplemente porque son sus usuarios cotidianos. Y no me refiero a que los hagan a través de las organizaciones corporativas. Ese tipo de participación ya se sabe a dónde conduce. Un esfuerzo distinto sería privilegiar el escuchar cuáles son las ideas, los sueños, las utopías que tienen los sectores sociales de esta ciudad, así como conocer sus saberes y propuestas alternativas. De los intereses privados y públicos ya sabemos lo que quieren de esta ciudad. Lo que tenemos a la vista es el resultado de su acción.

En estos casos son importantes los puntos de partida. Y eso se deja muy claro al afirmar que “si no hay inversión privada difícilmente pueden desarrollarse proyectos”. Esta convicción será seguramente la mayor limitación en las supuestas aspiraciones de esta convocatoria. De hecho significa desconocer que nuestra circunstancia como ciudad es justo el resultado de haber privilegiado históricamente el sentido de la ganancia, principio fundamental de la inversión privada en los procesos para producir esta ciudad. Por ello es que no pudimos ser una ciudad con un lago, con un río, con manantiales, con varios bosques, con un centro histórico pletórico de su arquitectura y traza original. Todos esos recursos los tuvimos, pero fueron destruidos por el capital y autorizados por el Gobierno en nombre del “progreso”, del “desarrollo” y la “modernización”.

A estas alturas existe un gran conocimiento sobre los problemas de la ciudad. Por tanto, no se requiere de mucho para demostrar, o medir como reza el canon positivista, que las condiciones de vida de quienes vivimos en esta metrópoli se han abatido al grado de estar expuestos diariamente a toda una serie de riesgos urbanos. Es evidente el deterioro del medio ambiente; el aire que respiramos está cargado de partículas nocivas para la salud; el agua que tomamos está contaminada; no tenemos certeza si los alimentos que comemos son sanos; el tiempo que utilizamos es cada vez mayor para recorrer las mismas distancias, etc. Es decir, hay suficiente evidencia empírica para llegar a la conclusión de que no se debe seguir en la ruta marcada por la lógica de la ganancia y la acumulación de capital.

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