Domingo, 24 de Noviembre 2024
México | VENTANA POR JOSÉ CÁRDENAS

Flojito y cooperando

Todos los muertos son iguales, pero hay unos más iguales que otros

Por: EL INFORMADOR

Todos los muertos son iguales, pero hay unos más iguales que otros. El asesinato de tres personas vinculadas al consulado de Estados Unidos en Ciudad Juárez ha merecido más atención que los 18 mil caídos en tres años de gobierno calderonista; cinco mil 349 homicidios fueron cometidos en Juárez; importa poco que mil 080 muertos hayan sido víctimas inocentes. Para ésos, ni una lágrima. Obama se indigna y Calderón se espanta. El imperio enfurece. De la Casa Blanca para abajo, las declaraciones escalan la relación con México al peor nivel. En adelante veremos una intervención mucho más abierta de Estados Unidos. Compasivas migajas y patadas en el trasero. Abruma nuestro destino de siempre: obedecer recetas, consejos y regaños del vecino.

La violencia en Juárez ha lesionado la soberanía nacional. “The New York Times”, “The Washington Post” y “The Wall Street Journal” editorializan: “La estrategia de Calderón para enfrentar la violencia en Juárez es un rotundo fracaso”. Se agitó el avispero y volaron las avispas. Los cárteles ahora son más violentos. Es un error pensar que el combate al crimen organizado sea una guerra. Lo que padecemos es una crisis. Las organizaciones delictivas se reconfiguran, a partir de la muerte de Arturo Beltrán Leyva. Es un asunto de seguridad en el que ha faltado vocación, oficio y coordinación de las autoridades. Los juarenses tienen miedo. Están hartos y decepcionados.

Ciudad Juárez ha sido el gran laboratorio de la estrategia de militarización planeada por Calderón para cobrar rédito político. El único resultado palpable es el aumento en la cantidad de homicidios; antes de los soldados, se cometían 20 al mes; de 2008 a la fecha, la cifra rebasa 200. ¿Ha servido de algo esa estrategia? Mucho dinero, alivio y esperanza, se esfumaron. El remedio fue peor. La impunidad se fortalece. La violencia perdura. La permanencia del Ejército no es solución. Tampoco es cuestión de abandonar la plaza. Juárez es un pantano. Los militares deben dar paso a fuerzas civiles, honestas y vigiladas; con capacidad para reencontrar el Estado de derecho extraviado. El secretario de Gobernación ataja a la secretaria de Seguridad Interna: “El papel del Ejército no es insuficiente… se necesita su presencia en Juárez… es decisión soberana… las observaciones de otros (as) no tienen por qué influir”.

A largo plazo, la solución depende de Estados Unidos. ¿De qué servirá la “cooperación” si Obama no actúa contra el consumo de drogas (hay 15 millones de adictos y un mercado de 64 mil millones de dólares)? En 40 años, tampoco se ha hecho algo para frenar el contrabando de armas a México. ¿Por qué ahora sí? Obama da un manotazo. Nos manda a los “pesados” de su gabinete de seguridad. Secretarios y generales vienen a decirnos cómo desmantelar a los cárteles de las drogas; cómo reforzar nuestro Estado de derecho; cómo mejorar la democracia; cómo respetar los derechos humanos.

Calderón irá a Washington en mayo. Como siempre… flojito y cooperando. ¿Entiende así, o lo quiere más despacito?

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