Sábado, 23 de Noviembre 2024
México | Lo trasladan al Distrito Federal

Familiares reciben restos de Arturo Beltrán Leyva

Hasta la entrada de la Procuraduría General se escucharon los lamentos y la voz de una mujer que decía “sí es, sí es él”

Por: SUN

CUERNAVACA, MORELOS.- Bajo la mirada vigilante de francotiradores del Ejército apostados en lo alto de la Procuraduría de Justicia de Morelos, el cuerpo del extinto jefe del narcotráfico, Arturo Beltrán Leyva, “El Barbas”, fue entregado a una de sus hermanas y una sobrina.
 
La devolución de los restos de quien también fue conocido como El “Jefe de Jefes” convirtió en una fortaleza infranqueable el edificio del Servicio Médico Forense (Semefo), cuyas instalaciones fueron resguardadas por militares con tanquetas blindadas y artilladas las cinco horas que duraron los trámites.
 
Las calles que circundan al inmueble de la procuraduría fueron patrulladas por convoyes de vehículos militares, con el fin de evitar cualquier incidente. A nadie se permitió el paso ni tampoco se dio información sobre el reclamo del cuerpo que hicieron Felícitas Beltrán Leyva y Karina Beltrán Martínez, hermana y sobrina, respectivamente, del extinto capo del narcotráfico que fue abatido el miércoles pasado durante un enfrentamiento con infantes de la Armada de México. 

Al filo de las 13:00 horas de ayer, las dos mujeres y una amiga que les acompañaba, llegaron hasta las puertas del Semefo y tras identificarse se les franqueó la entrada. Inmediatamente los militares, que desde el jueves vigilan esas instalaciones situadas en un edificio contiguo a la procuraduría estatal, tomaron posiciones de alerta, en tanto que policías ministeriales, fuertemente armados, se desplegaron en los alrededores en señal de protección. 

La larga y tediosa espera para la entrega de los restos del extinto jefe de las drogas fue rota al filo de las 17:30 horas cuando al lugar arribó una carroza de la agencia funeraria Hispano Mexicana, una de las más importantes de esta capital. 

El vehículo fue colocado en la parte trasera del Semefo y ello impidió observar el momento en que fue retirado de ese sitio el cuerpo de Arturo Beltrán Leyva. 

Las mujeres que reclamaron el cuerpo se retiraron del sitio a bordo de un automóvil Bora. Sin hacer comentarios, los familiares de los Beltrán Leyva llegaron hasta la funeraria donde les esperaba una Hummer, color blanca. 

El servicio funerario tuvo un costo de casi 80 mil pesos e incluyó el traslado del cuerpo de “El Barbas” a la Ciudad de México, donde sus familiares iban a decidir si los restos serían trasladados a Sinaloa.  La funeraria que proveyó un ataúd metálico de color dorado, también se encargó de embalsamar el cuerpo para que pudiera permanecer aún otras 48 horas antes de ser sepultado.
 
Narran operativo contra “El Barbas”

Se confió, aseguran

CIUDAD DE MÉXICO.-
Cinco días después de escapar a una redada en una fiesta navideña amenizada por grupos norteños, la suerte le cambió al barón de las drogas Arturo Beltrán Leyva, quien al verse copado intentó evitar ser capturado por infantes de Marina que le siguieron el rastro por meses. 

Para la Secretaría de Marina no hay duda de que el líder del cártel de los hermanos Beltrán Leyva, un capo que por meses se movió con discreción y con un pequeño grupo de sicarios a modo de círculo de seguridad, supo que iban por él al menos cuatro horas antes de que iniciaran los primeros disparos en el conjunto de departamentos de la ciudad de Cuernavaca en el que se ocultaba. 

El 16 de diciembre, alrededor de las cinco de la tarde, un helicóptero sobrevoló el conjunto “Altitude” y cerca de 60 infantes de Marina iniciaron la operación que acabaría con la vida de el “Jefe de Jefes”. Los primeros disparos, sin embargo, no ocurrieron sino a eso de las nueve de la noche, con lo cual Beltrán Leyva tuvo tiempo para preparar su última y fallida defensa. 

“Él ya sabía. Cuando escuchó el ruido del helicóptero se percató de eso, entonces se fue a su lugar y se preparó para hacer frente; él sabía que tarde o temprano iban a llegar a él”, dijo el contralmirante José Luis Vergara, vocero de la Secretaría de Marina. 

Sin dar detalles, el oficial dijo que la Armada de México comenzó hace varios meses la persecución de Beltrán Leyva, también conocido como “El Barbas”, aunque sólo hasta hace pocas semanas tuvieron “una información de valía como para poder actuar y que inició precisamente en esa fiesta del 11 de diciembre”.  Celebrada en una residencia en las afueras de Cuernavaca, la fiesta navideña permitió a la Armada la captura de 11 presuntos sicarios y a integrantes de tres grupos de música norteña, incluido Ramón Ayala, “El Rey del Acordeón”, sujeto ahora a prisión preventiva de 40 días bajo presunciones de lavado de dinero y narcotráfico. 

Sin embargo, el verdadero blanco de la operación—Arturo Beltrán—logró escapar, protegido por sicarios, algunos de los cuales incluso dieron la vida por él. 

El jefe de inteligencia de la DEA Anthony Placido dijo la víspera que Beltrán Leyva resultó herido en la redada de esa fiesta. Vergara dijo no contar con información para confirmar o negarlo, aunque “todo indica que no, porque... estuvo participando en el tiroteo en contra de nosotros, (y) creo que eso habla de que no estaba herido”. 

“¿Qué llevó a “El Barbas” a ocultarse en un departamento de la propia ciudad de Cuernavaca, a sabiendas de que estaba a muy pocos kilómetros del lugar donde casi es atrapado? Para la Marina, el exceso de confianza explicaría esa decisión. 

“Tenía un sistema de escoltas muy aguerridos, un tipo de escoltas al que yo creo le tenía mucha confianza... creo que esa confianza que él tenía (en sus sicarios), le hizo exagerar su confianza y creer que estuviera donde estuviera no lo iban a detener nunca”, dijo el contralmirante. 

Acompañado por siete pistoleros, Beltrán Leyva encabezó su última defensa e intentó sin éxito repeler a los infantes con cientos de tiros y decenas de granadas de fragmentación, una de las cuales mató a un marino e hirió a otro. 

El portavoz de la Marina aseguró que su objetivo era capturar con vida a Beltrán Leyva, un hombre que sin embargo asumió una actitud “de no dejarse atrapar”. 

Al final, el cuerpo del capo quedó tendido en la puerta de entrada del departamento. Fotografías del cadáver lo mostraron con el hombro destrozado, los pantalones hasta las rodillas y la playera alzada hasta el pecho.  El contralmirante dijo que una de sus granadas pudo haberle destrozado el hombro. Aseguró, además, que al llegar a la entrada, los infantes lo encontraron con los pantalones abajo y la playera alzada. 

“Hay un poco de duda (sobre por qué estaba así), porque entre ellos mismos se manipulan al momento del combate. Yo creo que él cayó herido y a lo mejor le aflojaron la ropa, lo jalaron y fue que quedó en esa posición. Ya estaba así”, dijo.  Aclaran fotografías  con los billetes   La prensa también divulgó fotografías del cuerpo de Beltrán Leyva cubierto con billetes ensangrentados. El oficial aseguró en declaraciones posteriores que ningún infante de Marina colocó los billetes ni tomó la fotografía, aunque se realiza una investigación para aclarar la situación. 

Hasta el momento no se ha informado sobre la identidad de los seis que cayeron muertos a su lado y un detenido, aunque el portavoz aseguró que entre ellos no estaba Édgar Valdez Villarreal, “La Barbie”, el jefe de sicarios de Arturo Beltrán y uno de los más sanguinarios en el mundo de las drogas.

Él ya sabía (Arturo). Cuando escuchó el ruido del helicóptero se percató de eso, entonces se fue a su lugar y se preparó para hacer frente,

José Luis Vergara,  vocero de la Secretaría de Marina.

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