Evacuados comienzan a dejar los albergues

CIHUATLÁN, JALISCO (14/OCT/2011).- La cifra de personas que son atendidas por las autoridades en refugios temporales habilitados a propósito del huracán “Jova” comienza a disminuir, según el titular de la Unidad Estatal de Protección Civil y Bomberos Jalisco, mayor Trinidad López Rivas.

“(Los afectados) ya están regresando a su lugar de origen, a sus casas. En Puerto Vallarta, Impala y Cabo Corrientes los albergues ya están desocupados. Deduzco que ahora nuestra gente podría estar deshabilitando varios albergues aquí en la Costa Sur, pero con toda seguridad ya están regresando (a su hogar)”.

El panorama póstumo al embate de “Jova” en la Costa Alegre de Jalisco es significativamente menor a estas fechas. Decenas de calles continúan inundadas en la zona de desastre (Cihuatlán, La Huerta, Autlán, Cuautitlán y Tomatlán), aunque el nivel de agua sí se percibe mínimo en comparación con el miércoles.

Incluso, tras varios días de estar oculto por las nubes, el Sol se ha comenzado a mostrar en las costas del Sur de Jalisco.

La gente continúa barriendo sus casas, las unidades de Protección Civil patrullando y el Ejército Mexicano implementando su fase 3 de Desastres Naturales (Plan DN-III).

Ayer el presidente municipal de Cihuatlán, Roberto Gallardo Ruiz, informó de un quinto deceso en el municipio. Un grupo de jóvenes que “exploraba” las afectaciones que dejó a su paso el meteoro descubrieron el cuerpo de un hombre debajo de una montaña de tierra. El secretario general de Gobierno, Fernando Guzmán, lamentó que se hayan perdido cinco vidas durante la jornada, pero a la vez destaca que pudieron ser muchas más de no ser por la coordinación entre las dependencias.


CRÓNICA
La playa “llegó” al Centro de Cihuatlán

Las playas en Cihuatlán ya no están donde mismo; bastó una madrugada para que “Jova” la desplazara hasta las calles y viviendas del primer cuadro de esa localidad. Aunado a ello el único acceso carretero cedió su paso a las aguas del Río Marabasco.

Miles de damnificados, cientos de casas bajo el polvo y una cifra no menor de habitantes apurados en la limpieza de sus respectivos domicilios, fue la escena común en la cabecera municipal.

Funcionarios recorrieron Cihuatlán escoltados por militares y rescatistas. Un individuo con gorra y pantalón de mezclilla resalta, busca acercarse a los “golpeados” ribereños. Unas breves palabras de su parte, el obligado apretón de manos, y lo que sigue:

— ¿Sabe usted quién es el que la saludó, señora?

— Pues venía con (Roberto) Gallardo (edil de Cihuatlán).

— ¿Entonces sí sabe quién es?

— Pues no, ni me importa.

— Es el secretario de Gobierno. ¿Podría saber qué le dijo?

— ¡Ah! Pues que no me preocupara, que estaba aquí para apoyarnos.

— ¿Y usted qué apoyo necesita?

— Pues que nos limpien las calles, están llenas de arena.

— ¿Y sus pertenencias?

— ¿Esas qué? ¡Ya han de estar en el agua! (ríe).

De un lado a otro, el amigable sujeto cruza breves charlas con quien le acompaña, y otras tantas con los residentes del área. “No te olvides de nosotros”; “pásale por acá y mira cómo quedó mi casa”; “ayúdanos, no nos dejes así”, son algunas de las frases que se escuchan entre las calles llenas de arena y agua que el miércoles rebasaba los dos metros de alta. Una línea de lodo finamente dibujada en cada vivienda es testigo mudo del desastre.

El desplazamiento por Cihuatlán indudablemente obligaba a quitarse los zapatos, o bien pensar en desecharlos una vez transcurrida la odisea. Un paso tras otro, el que sigue es más difícil que el anterior, pero no para la comunidad, ellos ya están habituados . “Hubieran venido ayer; esto ya no es nada”, celebraban los damnificados con el último resquicio del buen humor que les queda tras haber perdido casi todo su patrimonio.

Debajo de las montañas de arena quizá haya varias historias; la autoridad municipal se encarga de difundir una de ellas. Un hombre fue encontrado muerto por los lugareños que limpiaban la acera. Una escoba revela la mano como evidencia. Dar a conocer el número de víctimas mortales por el paso de “Jova” en Jalisco aún no sería certero.

Isaack de Loza/Enviado