México | Por Raymundo Riva Palacio Estrictamente personal El legado de Calderón Por: EL INFORMADOR 16 de agosto de 2010 - 02:17 hs Felipe Calderón definió en los últimos días el legado de su Presidencia y la forma como quiere que los mexicanos lo recuerden. Será el Presidente que se dio un mandato que no se le entregó en las urnas para llevar a cabo una cruzada, a veces con toques quijotescos y crecientemente impopular, y entregó a la historia el juicio definitivo sobre su administración. Calderón será definido como el Presidente que decidió, sin razón aparente, emprender una lucha contra la inseguridad que creció a guerra contra todos los cárteles de la droga, y provocó una violencia nacional como nunca se había experimentado en casi un siglo. La duda es si la valoración final lo tomará como un héroe o un aventurero irresponsable. Calderón, de quien se esperaba que en el último tramo de su Presidencia buscaría un tema alterno al de la seguridad para construir el camino para que su partido mantenga el poder en 2012, optó por lo contrario. En las dos últimas semanas retomó el tema de la seguridad como la razón de ser de su Presidencia y buscó subir en el mismo barco a todos los actores políticos y sociales del país. Revigorizó su discurso contra la criminalidad y en los próximos días reincorporará a Los Pinos al subsecretario de Gobernación, Alejandro Poiré, para que encargue del diseño final de la estrategia sobre seguridad. El Presidente está dispuesto a todo, incluida la posibilidad de rediseñar su estrategia contra la delincuencia organizada, que rechazó durante meses, con el propósito implícito de ganar consensos para esa lucha. Pero como no lo hizo en un principio, tampoco explica el porqué del cambio ofrecido. La guerra contra el narcotráfico ha sido muy pública, pero a la vez, las razones completas de su origen se mantienen en secreto. El detonante fue una plática que tuvo como Presidente electo con el entonces gobernador de Michoacán, Lázaro Cárdenas, quien le fue casi a suplicar que lo ayudara pues el narcotráfico se había apoderado de su estado. Cárdenas, confirmaron colaboradores de Calderón, le dijo que le había pedido varias veces al presidente Vicente Fox que ese respaldo, pero siempre lo ignoró. Decenas de municipios en Michoacán estaban bajo el control de los cárteles del Golfo, “Los Zetas”, Sinaloa, los Valencia y “La Familia Michoacana”. Ahí se producía mariguana, era el principal punto de entrada de los precursores de las metanfetaminas, y se habían instalado los principales mega laboratorios para producir drogas sintéticas. Los narcotraficantes tenían en sus nóminas a policías, políticos, empresarios y periodistas, y Michoacán era una especie de laboratorio para la creación de un narcoestado. De la denuncia vino el diagnóstico, y de ahí la decisión de hacer de la seguridad una de las prioridades de su administración. Calderón tenía pensado como los ejes de su Gobierno la infraestructura y el desmantelamiento de los monopolios, particularmente el de la televisión. El primero se mantuvo, pero el segundo fue rápidamente dejado, primero por la falta de legitimidad que tenía al tomar posesión y necesitaba de la televisión, y luego porque el mariscal de esa batalla, Juan Camilo Mouriño, se entregó a Televisa, cuando lo rescataron política y públicamente luego que el ex candidato a la Presidencia, Andrés Manuel López Obrador, diera a conocer documentos de presunta corrupción de él y su familia con Pemex. La seguridad, en cambio, le permitió en un muy corto tiempo la legitimidad que no le dieron las urnas, y convirtió el tema en el eje de su discurso, de su propaganda y de toda su comunicación política. Su rendimiento comenzó a decrecer en la medida en que se incrementó la violencia, focalizada más de 50% en 12 municipios, pero extendida a poco más de 800, una tercera parte del país. Para Calderón, sin embargo, era un punto sin retorno. Decidió romper el equilibrio entre cárteles y de éstos con los gobiernos, que privilegiaron el status quo para que la violencia no se extendiera, ante la evidencia de que el control territorial de los narcotraficantes no dejaba de crecer. Sólo en Michoacán y Tamaulipas, los dos primeros estados donde hubo operativos conjuntos en diciembre de 2006, había más de 120 municipios controlados totalmente por los criminales. Calderón nunca pudo explicar persuasivamente porqué se enfocó en la seguridad, y su discurso se caracterizó por tener mucha carga voluntarista, ser regañón, y tener una estructura racional autoritaria. Jugó con conceptos (lucha primero, después guerra, luego lucha de nuevo), nunca definió claramente los términos de la victoria, ni supo incorporar a las Fuerzas Armadas en el combate, provocando su desgaste. Tampoco pudo ser un líder capaz de administrar a su gabinete, lo que provocó la batalla campal entre un procurador y el secretario de Seguridad Pública, la tensión entre los secretarios de la Defensa y de la Marina, y el que su ex secretario de Gobernación siempre optara por ir a contracorriente del Presidente. Estadísticamente no hay ningún país que haya detenido a tantos narcotraficantes como México, ni que haya decomisado tantas armas, dinero, propiedades y droga. El Gobierno hizo de ello una campaña de información tan masiva que se saturó y se convirtió en desinformación, al haber sido incapaz el Presidente de dar una narrativa a su cruzada. Los resultados son negativos, debido al desprecio del Gobierno para construir consensos y explicar porqué 20 mil muertos, y en aumento, son necesarios para regresar a cero y que los cárteles no tengan control territorial. El sentir de vulnerabilidad en los medios de comunicación del Distrito Federal tras el secuestro de periodistas de Televisa y Milenio TV, con el toque oportunista de los políticos, le dio al Presidente la oportunidad que nunca había tenido para que atiendan —en algunos casos patéticos lo obedezcan— su llamado a que la lucha contra el narcotráfico es de todos. Ese momentum es el que ha aprovechado para relanzar su Presidencia y plantear esta guerra como la definición de su sexenio. Pero no basta. Calderón tiene que ser más persuasivo, con ideas que convenzan, conceptos claros y definiciones concretas, para que su legado sea juzgado por los méritos de sus acciones y resultados, y no como una Presidencia que inició una guerra civil que se le fue de las manos. La primera prueba para ver si su mira es alta y tiene distancia será este primero de septiembre, cuando dé un crítico cuarto informe de Gobierno. Ahí dibujará cómo quieren que lo recuerden los mexicanos. Temas Estrictamente personal Lee También Acelera el crecimiento de tu cabello con estos productos Estos son los consejos que da Profeco para escoger bloqueador solar Los 10 mejores bloqueadores solares según la IA ¿Cómo quitar las manchas de desodorante de mi ropa? Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones