Estrictamente personal

Alberto Bazbaz está preocupado, sumamente preocupado. El otro día, a media mañana, se desahogaba con el editor de uno de los periódicos más importantes de la Ciudad de México.

Le comentaba lo difícil que ha sido el caso de la muerte de la pequeña Paulette, las dificultades que enfrentaba la investigación porque había comprobado que todos los involucrados “habían mentido”, y que no se iba a doblegar ante la prensa. Ninguna explicación sobre sus propias inconsistencias, mentiras y rectificaciones. Probablemente ni cuenta se da. Bazbaz está tan fuera de la realidad, que le preguntó a otra persona que conoció en el mismo lugar: “¿Tú crees que el gobernador ya me soltó?”.

Bazbaz, el procurador del Estado de México que momentos antes se había mostrado temerario, se doblaba, se achicaba, entraba en dudas existenciales y profesionales. ¿Soltarlo el gobernador Enrique Peña Nieto? O sea, ¿que por su zigzagueante actitud en el caso Paulette, Peña Nieto haya decidido cortarle la cabeza en el momento oportuno para evitar que sus yerros lo contaminen políticamente? Está por verse, aunque las señales son cruzadas.

Hay momentos donde parecería que su destino está decidido. Por un lado, el diputado mexiquense y ex procurador mexiquense Alfonso Navarrete Prida, cercano a Peña Nieto, que lo respaldó en un principio, criticó esta semana a Bazbaz por su deficiente manejo. Por el otro, Televisa, que apoya al gobernador, se fue a la yugular de Bazbaz. Pero al mismo tiempo, hay funcionarios mexiquenses que piensan que el golpeteo lo fortalecerá, porque desata fuerzas hacia el interior del Gobierno de Peña Nieto en apoyo del procurador. En esto, tienen un punto de razón.

Bazbaz, quien es el prototipo de un nerd, es un hombre muy bien respaldado y arropado dentro del Gobierno de Peña Nieto. Es un producto de los Legionarios de Cristo que lo educaron en la Universidad Anáhuac, en donde conoció a dos de sus principales soportes dentro del gabinete mexiquense: David Korenfeld Federman, secretario de Agua y Obra Pública, y Fernando Maldonado Hernández, secretario del Trabajo. Junto con ellos sigue activo en la asociación de Derecho de esa institución donde hay también fuertes conexiones –académicas y empresariales- con la comunidad judía.

Bazbaz también es una pieza de la comunidad judía, que le depositó su confianza después de que el entonces procurador general –hoy embajador ante el Reino Unido- Eduardo Medina Mora, lo recomendó para atenderlos. Bazbaz, quien había sido agente del Ministerio Público de la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal desde que salió a la Universidad Anáhuac en 1996, se fue a trabajar en 2007 como asesor de Medina Mora en el nuevo Gobierno de Felipe Calderón, quien más adelante lo hizo director general de Control de Procesos Federales.

Cuando a principio de 2008 renunció el procurador mexiquense Abel Villicaña, la comunidad judía y Medina Mora, un hombre todavía hoy muy cercano a Peña Nieto, le recomendaron a Bazbaz. Confiando en la recomendación, sin hacer mucho caso a la poca experiencia que tenía, Peña Nieto lo nombró en marzo de ese año. Las credenciales de amigos poderosos cercanos al gobernador mexiquense fueron saliendo. Un espaldarazo adicional se lo dio el ex presidente Carlos Salinas, quien habló bien del joven abogado que había participado en el equipo legal --de la mano de José Luis Nassar Daw, uno de sus mentores--, que logró la liberación de su hermano Raúl en 2005.

Peña Nieto sostuvo a Bazbaz pese a todas las fallas y deficiencias que mostró en casos anteriores. Uno fue el desconcierto tras encontrarse 24 personas decapitadas en el parque nacional de La Marquesa en septiembre de 2008. Como en el caso Paulette, Bazbaz dio declaraciones contradictorias que generaron desconfianza en la investigación. Más reciente, en una operación vinculada al narcotráfico, detuvieron sus policías a tres agentes federales.

La Secretaría de Seguridad Pública Federal le informó que hacía tiempo esos agentes habían sido dados de baja, pero aún con esa información en la mano, Bazbaz ordenó que los vistieran como agentes federales para presentarlos a la prensa.

Ya no está claro, en el perfil de Bazbaz, si es perverso, falto de malicia o meramente incompetente. En lo que sí coinciden expertos, es que no hizo bien su trabajo en el caso Paulette.