Miércoles, 27 de Noviembre 2024
México | Por Raymundo Riva Palacio

Estrictamente personal

El candidato De la Fuente

Por: EL INFORMADOR

En la última reunión con el grupo político de Izquierda Democrática Nacional, su líder de facto René Bejarano, hizo una arenga inusual. Dijo que no había ningún político en la izquierda que pudiera representar una opción electoral de éxito para 2012, que la pobreza de cuadros no permitiría encontrar uno con potencial a tiempo de la sucesión presidencial, y que por lo tanto, necesitaban buscar una figura fuera de los partidos de izquierda con prestigio y con buena aceptación entre el electorado que pudiera encabezar la marcha hacia Los Pinos. Bejarano se detuvo sin mencionar el nombre, pero no hacía falta. Hablaba de Juan Ramón de la Fuente.

En las últimas semanas, De la Fuente se ha convertido en la pieza que varios líderes de izquierda están buscando como una opción alterna al jefe político de la izquierda social, Andrés Manuel López Obrador, al jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, y al caballo negro que algunos ven para 2012, el ex gobernador de Michoacán Lázaro Cárdenas Batel. Ha coqueteado con él Jesús Ortega, presidente del PRD, cuya corriente conocida como “Los Chuchos” tiene, si no el poder en el partido, sí el control del aparato burocrático. Ahora lo hace Bejarano, quien abandonó el PRD, pero tiene una maquinaria política dirigida formalmente por su esposa Dolores Padierna que, aunque disminuida en las últimas elecciones, sigue teniendo una fuerza para no menospreciar.

De la Fuente se deja querer, se hace apetitoso, se mueve con cautela, y no muestra claramente sus ambiciones, pero tiene el ojo bien puesto en la silla presidencial, a la cual ha aspirado desde hace casi dos décadas. Pensó en algún momento que el ex presidente Ernesto Zedillo, a cuya esposa había tratado como médico siquiatra, iba a inclinarse por él llegado el momento de la sucesión presidencial. Nunca estuvo en la mente de Zedillo, pero De la Fuente llegó a pensar que él era el elegido. En 2006 le hicieron creer que en el periodo post electoral, Felipe Calderón no llegaría a tomar posesión, que López Obrador lograría impedir que lo hiciera y que en la crisis constitucional que se vendría, él sería el gran salvador de la Patria.

Un grupo de empresarios industriales y de la comunicación conspiraron para crear una tercera opción ante lo que percibían como una potencial crisis constitucional. Los empresarios cabildearon con el PRI y manejaron dos opciones reales y una distractora. En las dos primeras habían pensado en el consejero presidente del IFE, José Woldenberg, y en el entonces presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, José Luis Soberanes. A quien usaron de señuelo era a De la Fuente, quien sin embargo creyó realmente que él tendría posibilidades.

Ni en la primera ni en la segunda ocasión que De la Fuente pensó que la silla presidencial estaba predestinada para él, no hubo realmente intención alguna de ello. De la Fuente fue un secretario de Salud en el Gobierno de Zedillo sin nada que se le recuerde. Pero como rector de la UNAM, a la que llegó en plena crisis, con una institución tomada por los estudiantes y los anarquistas, De la Fuente hizo un gran trabajo de relaciones públicas y políticas, mientras que un equipo bien armado y aceitado se dedicaba a recomponer el tejido universitario que había destrozado el ex rector Francisco Barnés. Carismático, gran orador e inteligente, De la Fuente se fue ganando el respeto nacional y la prominencia que pocos de sus antecesores habían tenido.

Durante la campaña presidencial de 2006, De la Fuente había apostado por López Obrador. Inclusive, cuando vio que el candidato de la izquierda empezaba a sufrir y a enfrentarse a los medios de comunicación, organizó una comida en la Torre de la Rectoría entre el candidato y el poderoso vicepresidente de Televisa, Bernardo Gómez, para que arreglaran sus diferencias y la televisora volviera a ser su aliada. La comida fue sumamente difícil, con López Obrador protestando la cobertura, y Gómez manoteándole sobre la mesa, reclamando ruptura de acuerdos no dichos.

De la Fuente llegó a mencionarse como posible miembro del gabinete de López Obrador —cuando pocos dudaban que ganaría la Presidencia—, pero él mismo decía que trabajar con él sería muy complicado, por su intolerancia y su poca receptividad a puntos de vista diferentes. Desde antes de la elección el entonces rector sabía que no sería el secretario de Gobernación de López Obrador. Tampoco sería el candidato del rescate mexicano, aunque en esos meses posteriores a la elección, mientras acariciaba esa posibilidad, veía en secreto al Presidente electo, Felipe Calderón, para hablar sobre el estado de cosas nacional.

Cuando Calderón asumió la Presidencia, el entonces rector De la Fuente se comportó con arrebatos. Evitó al máximo retratarse con él, y en un evento donde iban a coincidir, logró que su lugar fuera cambiado de sitio para estar lejos de Calderón. De la Fuente estaba cuidando a un electorado —para lo que se ofreciera en el futuro—, lo cual no ha dejado de hacer. Calculador, ha sido cuidadoso en escoger los momentos en que hace una declaración, aunque no deja de aceptar distinción alguna para mantenerse bajo los reflectores de la opinión pública. Procura no meterse en problemas, como cuando recientemente se negó a firmar un desplegado suscrito por todos los ex rectores de la UNAM a favor de las leyes sobre el aborto. Arquitecto de su propia imagen, ha escogido el nicho para que lo adoren.

Ya cayeron Ortega y Bejarano. El primero tiene problemas con la izquierda de López Obrador, y con el aparato de Ebrard. Bejarano, que ha sido fiel a López Obrador, está muy resentido por la manera como Ebrard le ha ido quitando fuerza política en el Distrito Federal. Pero al mismo tiempo, cabría la posibilidad de que ambos estén usando a De la Fuente como instrumento de presión y de negociación interna con los grupos que se disputarán a sucesión presidencial, a sabiendas de que si hay alguien con fama, prestigio, y una ambición tan grande que no se da cuenta cuando lo manipulan para fines distintos a los suyos, ese es De la Fuente, que en su palmarés ya tiene cómo se burlaron de él en dos ocasiones anteriores.

(rrivapalacio@ejecentral.com.mx)

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones