Espectacularidad y expectación

¿Vuelven los hechos de los setenta? Aquellos días de incertidumbre al transitar por la calle, auspiciada por la impunidad, operada por la criminalidad y respaldada por intereses con despectiva mirada a la vida de jóvenes incautos y seres inocentes lacerados por el fuego cruzado en una sociedad sin rumbo fijo.

Con el pragmatismo de la espectacularidad en los medios de comunicación atrayendo el protagonismo de la información con caracteres especulativos, febrero se caracterizó por vientos naturales tradicionales y tolvaneras apuntando al ambiente político, promotor de la desconfianza hacia quienes tienen la responsabilidad del poder con la simultánea visión de alcanzar escaños superiores en el ámbito electoral.

Las cifras delictivas superan la comparación de lapsos anteriores, con mediática atribución al crimen organizado o nominación de simple riña inductora a la violencia. En cualquiera de su génesis, es crimen causado por armas de origen ajeno a la convicción de bienestar en la sociedad; en tanto las autoridades municipales difieren en la forma efectiva de control, tanto de los activos materiales y personal, como presupuesto.

Es palpable el desacuerdo en los tres órdenes de gobierno –Federal, Estatal y Municipal-, no obstante la pérdida de control en poblaciones del Norte del País, Monterrey una de ellas que otrora fuera paradigma de prosperidad, con grave deterioro de su economía y hasta la migración de personas y capitales.

La sucesión de hechos delictivos en la Zona Metropolitana de Guadalajara parece programada con sentido protagónico e información especulativa de personajes para su prospección política electoral a más de 16 meses de distancia, muchas promesas incumplidas y proyectos sin iniciación o cabal ejecución.

Más que lamentable, es reprobable el descuido a los deberes de autoridad y responsabilidad de gobierno la permisividad del crimen, que en sus diversas formas atrae una  imagen selvática a tan solo poco más de siete meses de convertir a Guadalajara en la sede los Juegos Panamericanos, lo que añadirá la proyección global de nuestra urbe en las condiciones que logremos para octubre de este 2011.

Los reproches quedan para la historia. Ahora cuenta cada minuto en los vértices conductores al desempeño social responsable, con eliminación de factores de distracción negativa, no sólo como buenos deseos. Adicionalmente, los acuerdos entre las autoridades generarán confianza y el liderazgo de que ahora se carecen, con el correspondiente reflejo en los comicios del primer domingo de julio en 2012.

Dios nos guarde de la discordia.