Entrevistas y entrevistas

Como dicen los financieros, cualquier idea, propósito o proyecto termina en dinero. La histórica entrevista, Díaz – Taft, se dio en el clima de la incertidumbre, previa sequía en el suelo mexicano, que habría de conducir a la Revolución, rechazo a la dictadura ajena a la democracia durante más de tres décadas.

Ahora, la entrevista de los presidentes Felipe Calderón Hinojosa y Barack Obama, en Washington durante la semana concluida ayer, tiene el atributo adicional de la pobreza con potencial de insuficiencia alimentaria por, entre otros factores, las heladas en los campos sinaloenses con el costo económico de la guerra contra el crimen organizado, más el tráfico de armas y drogas.

En ese contexto la Iniciativa Mérida refrenda intranquilidad provocada por el crimen organizado en la población con más muertos, muchos de ellos inocentes, a lo largo y ancho del territorio nacional. En la Agenda figuró: Mérida II, seguramente sin descartar acontecimientos recientes de luto norteamericano por elementos privados de la vida con dinámica respuesta en aprehensión a mexicanos acusados de actividades ilícitas en Estados Unidos.

Adicionalmente, es digno de consideración el desempleo en Norteamérica y su contracción económica; comprometidas sus importaciones con la sobresaliente competencia de China, acreedora mayoritaria estadounidense.

Así llegamos a la restricción de la contratación de mano de obra mexicana migrante, lo que reducirá las remesas –segundo renglón en captura de divisas-, en detrimento de poblaciones dependientes de este recurso aplicable también a la adquisición de activos para las fuerzas armadas.

Los insuficientes recursos del erario frenan el espacio a la adquisición de armamento para las fuerzas del orden en nuestro país y restarán a programas tendientes al desarrollo en regiones urgidas de infraestructura; medida, indispensable e inaplazable para abatir rezago mayor y fomentar autodeterminación.

Desde cualquier ángulo, la entrevista de los presidentes de México y Estados Unidos debe generar expectativas a vertientes de recuperación a la tranquilidad perdida. Las declaraciones deben ser motivo de observación cuidadosa, por palabra y lenguaje corporal, para incentivar la confianza y respaldo al gobierno de la República.

El ingrediente básico es la unidad de la población en torno a las instituciones si se quiere, como es el denominador común, resolver la inseguridad y carencias en el menor tiempo posible. De momento deberán marginarse las ambiciones políticas, que no por ser importantes, dejan de ser pasajeras y hasta secundarias.

El llamado principal es a los actores políticos, quienes deben abandonar posturas retóricas populistas conducentes al desasosiego. Es éste el momento de ubicar la mirada en acciones constructivas, que finalmente redundarán en el beneficio que sólo otorga la tranquilidad.

Dios nos guarde de la discordia.