Entregar a Caro será una prueba para Peña Nieto: EU

OAK BLUFFS, ESTADOS UNIDOS (12/AGO/2013).- La entrega de Rafael Caro Quintero a Estados Unidos será la mayor prueba de que México quiere cooperar en la lucha contra el crimen organizado, o al menos eso es lo que considera el representantes por Texas, Michael McCaul.

El legislador, que preside la Comisión de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, afirmó que la decisión de un tribunal de apelaciones de revocar la sentencia de 40 años de cárcel contra Caro Quintero por el asesinato del agente de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena es “insultante”.

“Caro Quintero es un asesino a sangre fría y lo ha sido durante 28 años. (Su liberación) no es una buena señal para el nuevo gobierno en estos momentos”.

El republicano por Texas incluso predijo un “impacto negativo” en las relaciones entre México y Estados Unidos.

La Casa Blanca dijo que Estados Unidos está profundamente preocupado por la liberación del fundador del cártel de Guadalajara, y que buscará que se haga justicia por el crimen.

El capo salió de prisión el viernes después que un tribunal federal anuló su sentencia por el secuestro, tortura y asesinato del agente Enrique “Kiki” Camarena, argumentando que debió ser procesado en un tribunal estatal en vez de federal.

Para Raúl Benítez, experto de la Universidad Nacional Autónoma de México,  “es muy probable que haya habido corrupción en su liberación... estamos  hablando de uno de los narcotraficantes más peligrosos”.

La portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Caitlin Hayden, dijo en un comunicado el domingo que Estados Unidos está trabajando con las autoridades mexicanas para ver que los responsables del asesinato de Camarena sean llevados ante la justicia en Estados Unidos.

José Luis Guízar, abogado de Fonseca Carrillo, dijo que su equipo presentó una apelación sobre la misma base de procedimientos usada por Caro Quintero y esperaba que otro tribunal de Jalisco lo libere en los próximos 15 días.

En tanto, el procurador general, Jesús Murillo Karam, afirmó que el  juez “ignoró por completo” un criterio establecido en marzo por la Suprema Corte de Justicia al decretar el sobreseimiento de las causas penales contra Caro Quintero cuando en realidad “debió haber remitido el expediente al juez  que estimara competente”.

El Departamento de Justicia de Estados Unidos dijo el viernes que la decisión del tribunal mexicano de liberar a Caro Quintero era “profundamente preocupante”, pero ex agentes de la DEA se mostraron pesimistas de que el gobierno del presidente Barack Obama presione mucho a México.

En tanto, la Asociación de Antiguos Agentes Federales de Narcóticos de Estados Unidos calificó a Caro Quintero como un “violento carnicero”.

Esa agrupación sostuvo que su liberación “es otro ejemplo de cómo los  esfuerzos de buena fe de Estados Unidos para colaborar con el Gobierno mexicano  pueden verse frustrados por las poderosas fuerzas de la oscuridad que trabajan  en las sombras del sistema de justicia mexicano”.

Por otro lado, el cardenal de Guadalajara, Francisco Robles, dijo tener la impresión de que la liberación ha provocado perplejidad en la sociedad, “por una parte se dice que cumplió su condena, pero también se habla de un fallo en el proceso legal. Hace falta información más detallada, porque esto pone en duda a la sociedad”.

También manifestó que espera que esto no recrudezca la violencia que suscita el país.

FRASE

"Habrá un impacto negativo en las relaciones si el procurador mexicano no persigue cargos federales adicionales o ayuda con la extradición"

Michael McCaul, presidente de la Comisión de Seguridad de la Cámara de Representantes.

"Este tipo de fallos ponen en el banquillo de los acusados  al sistema de justicia mexicano que tiene muchos casos con errores graves en  los procesos penales".

Nicolás Loza, investigador de la  Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).

TELÓN DE FONDO

Cooperación y divergencias

México y Estados Unidos han trabajado de cerca contra los cárteles de las drogas durante los últimos siete años y Washington ha enviado miles de millones de dólares en equipos y capacitación a través de la Iniciativa Mérida, a cambio de un mayor acceso a las entidades policiales e información de inteligencia mexicanas.

La cooperación entre ambos ha representado el abatimiento o captura de varios de los barones de la droga más importantes del país, como Arturo Beltrán Leyva, Heriberto Lazcano, “El Lazca”, Ignacio “Nacho” Coronel o los hermanos Javier, Rafael y Eduardo Arellano Félix, así como recientemente Miguel Ángel Treviño, “El Z-40”.

Antes de que Peña Nieto asumiera la Presidencia de México, el mandatario estadounidense, Barack Obama, anunció que habría una cooperación “sin precedentes” para luchar contra el narcotráfico.

El propio Obama reconoció que tenía dudas de la política de seguridad de Peña Nieto.  “Ha habido algunos interrogantes en torno a esto al inicio de su campaña e inmediatamente después de su elección”.

Sin embargo, en julio pasado, cuando elementos de la Marina detuvieron a Miguel Ángel Treviño Morales, “El Z-40”, Obama afirmó: “(La detención) muestra es que el nuevo Gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto es serio en la continuación de los esfuerzos para poner fin a estas operaciones transnacionales de tráfico de drogas”.

Por su parte, el Gobierno del mexiquense afirmó que la relación se mantendrá como antes, aunque habría otras prioridades, como la economía.

Sin embargo la relación también ha tenido sus diferencias. Durante el sexenio pasado, el entonces presidente Felipe Calderón lamentaba que mientras en México había muertos por la lucha antidrogas, en Estados Unidos cada vez más estados estaban aprobando el uso de la mariguana con fines medicinales.

“Mientras un campesino que siembra media hectárea es perseguido y encarcelado, en Estados Unidos ahora, simple y sencillamente se producirá la mariguana a niveles industriales, se comercializará con absoluta libertad en esos estados, y se consumirá, además, a discreción”, dijo en noviembre del año pasado.

Calderón también cuestionaba el flujo de armas de Estados Unidos hacia México, incluso con el consentimiento de agencias gubernamentales como la ATF. Obama reconoció errores al respecto y prometió mayores esfuerzos para evitar incidentes similares.