Enemigos urbanos

El desarrollo urbano armónico y sustentable de nuestra Guadalajara, ahora metrópoli, ha pasado por infinidad de tropiezos y agresiones por una serie de enemigos irresponsables.

Una de las graves equivocaciones fue cuando a Guadalajara la partieron en dos, deformando su Centro Histórico, ampliando las calles de Juárez y 16 de Septiembre.
En ese tiempo no tenían ni la menor idea de lo que un buen diseño urbano puede conservar y beneficiar la calidad de vida.

Luego se vino en cascada la demolición de multitud de fincas de valor arquitectónico y patrimonio urbano verdadero, no como hoy está “defendiendo el tal Modesto” de la Secretaría de Cultura (no tiene idea).

Entre los enemigos ignorantes, irresponsables o mal intencionados del desarrollo urbano adecuado que se pusieron en evidencia, fue la ignorancia de los gobiernos, la falta de planeación estratégica con visión y cuando hubo, los gobernantes no entendían, ni caso hacían, por eso no se ejecutaban los planes.

En los años setenta siguió la ignorancia y la corrupción, los técnicos eran esbirros del gris “poder tras el trono”.
Además, había que lidiar con la fatal herencia de la estúpida y mal intencionada reforma agraria, ejecutada con odio por Cárdenas que acabó con el campo del país y rodeó de ejidos urbanos a las poblaciones y ciudades, provocando y floreciendo la corrupción y la especulación de la tierra.

No sólo los gobiernos tienen la culpa, somos culpables la comunidad por falta de participación y abulia.

Ahora sufrimos las consecuencias de ese retraso generacional, desorden, falta de identidad urbana, caos vial y movilidad urbana, falta de áreas verdes, espacios para el hombre, pues el automóvil es el rey de la metrópoli.

Una de las medidas, aunque sea pequeña, pero que ayudará a tener menos desorden urbano y aprovechar la infraestructura existente, es el poner un impuesto especial a los lotes baldíos en zonas urbanas con servicios, esto bajaría la especulación, pues los obligaría a construir o a vender, si no serían castigados con el impuesto especial.

Esa medida depende de los ayuntamientos; por favor, alcaldes, anímense, favorecerán en algo a la metrópoli.
Y por piedad que no sucedan estupideces y agresiones como el inmundo puente peatonal en Patria y Eva Briseño, realizado por el brillante Sánchez Aldana.
Habrá que destruir esa afrenta ridícula e inútil!... “aprovechando los fierros”.

¡Pero no dejen de poner ese impuesto a los especuladores!