Emilio y los dineros de 2011

Para fines prácticos, el año 2011 apenas comenzó esta semana. Para los más estrictos se perdieron nueve días del año, pero en esta ciudad sobran quienes viven con flexibilidad... entre éstos figuran los burócratas, ni duda cabe, y más los funcionarios de primer nivel, sean de un Gobierno municipal o del Gobierno estatal.

Los enterados de la vida pública, ésa que los estudiantes de Ciencia Política conocen como res publicae, se interesan en temas más elevados y trascendentes que el trabajo duro que muy apenas da para comer y vestir. Ese “círculo rojo”, casi todo integrado por burócratas de clase dorada —Emilio González dixit, si se le permite a este columnista un abuso de latinazgos—, está más al pendiente del Presupuesto del Estado que del aumento al salario mínimo, incremento que por cierto alcanzó un insultantemente moderado 4.1 por ciento.

Pero que no se desvíe la atención. Importa el Presupuesto del Estado y no el sueldo de quienes si se las han arreglado hasta ahora, podrán hacerlo por un año más.

El punto en torno al Presupuesto, y no debe perderse de vista porque marcará la res publicae de los jaliscienses, es que se está viviendo el año 2011, pero con las cuentas de 2010. A la mayoría de los mortales esto no les dice nada, porque la batalla de todos los días es la misma, con tendencia a agraverse. Sin embargo, las instituciones estatales que operan con el presupuesto público se quedaron en una suerte de limbo jurídico después que los diputados del Congreso estatal y el gobernado Emilio González no se pusieron de acuerdo para aprobar el Presupuesto de Jalisco para el año 2011.

La consecuencia inmediata para evitar más daños, según la ley, es que el Estado debe operar con lo presupuestado el año anterior, esto es 2010.

Pero da la casualidad que año con año los números cambian, y si hace 12 meses Jalisco inició con 61 mil millones de pesos (números redondos), en éste sus ingresos apuntan a 66 mil millones. La diferencia es evidente: cinco mil millones de pesos.

A don Emilio la cosa le cae de perlas porque una autoridad de gobernador, sin dinero, está medio vacía, pero con cinco mil millones de sobra, más lo que se acumule durante el año por ingresos que aporta el Gobierno federal, no nada más está medio llena, sino que hasta desparrama.

Sobrarán los funcionarios de todas las clases y niveles que pasen por su oficina para pedir más recursos, porque no se puede vivir con las cuentas de 2010 y con las necesidades de 2011. Eso, a un gobernador que además sueña con ser candidato a presidente, le da más autoridad y lustre.

Don Emilio, el de los dineros, ya empieza a poner condiciones. Y los condicionados son los diputados que ya avisaron que en abril se quedan sin dinero para pagar sueldos.

De aquí en adelante, ya se sabe, el que manda es el que paga y viva la democracia.