MONTERREY, NUEVO LEÓN (14/SEP/2016).- La embajadora de Estados Unidos en México, Roberta Jacobson, escuchó este miércoles una mínima parte de las historias de dolor que diariamente viven más de mil familias de Nuevo León, que sufren la ausencia de un ser querido, del que no saben si está muerto, o los grupos de la delincuencia organizada lo tienen cautivo como apoyo en sus actividades delictivas.Por iniciativa de la misma jefa de la sede diplomática de su país se realizó el encuentro que duró más de una hora, en las oficinas de la agrupación Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos (Cadhac). Sus interlocutores fueron el equipo de la asociación civil, y más de 40 familiares, sobre todo madres, pero también esposas y padres de desaparecidos.Entre quienes ofrecieron su testimonio a la embajadora estuvo doña María Eva Luján López, quien dijo, ella al menos tiene a dónde ir a llorar a su hijo, Gustavo Acosta Luján, ultimado a quemarropa con un disparo en la frente y otro en un costado, el primero de septiembre de 2011, cuando elementos de la Marina llegaron disparando hacia su domicilio, porque les habían informado falsamente, que se trataba de una casa de seguridad del crimen organizado.“Yo lo que exijo es justicia, porque todavía no hay nadie consignado”, señaló Eva Luján, por lo general serena al contar una y otra vez su historia, pero esta vez no pudo evitar el llanto, que pareció conmover a la embajadora, también mujer y dadora de vida, según la presentó la directora de Cadhac, Consuelo Morales Elizondo.Jacobson se unió al coro: “No estás sola”, “no estás sola”, que las integrantes de Amores (Agrupación de Mujeres Organizadas por Ejecutados, Secuestrados y Desaparecidos), lanzaron para dar ánimos a sus hermanas en el dolor que parecían flaquear al exponer sus casos; y que comúnmente le dedican a cada nueva integrante del colectivo, para expresarle su solidaridad y voluntad de acompañamiento.También contó su caso, Tania Elizabeth González, quien busca a su esposo el ingeniero Felipe de Jesús Pérez García, desaparecido en Reynosa, Tamaulipas, el 19 de marzo de 2013, al acudir a instalar antenas de telecomunicación para una empresa privada de Monterrey.Impactada por los testimonios, la embajadora señaló que había preparado un mensaje con palabras muy bonitas que pensaba leer, pero admitió que no sabía si iba a poder hacerlo, porque iba a resultar muy difícil, para alguien que está relacionada con la política de un país, y tener que hablar de las cifras, de decenas, de cientos y hasta miles (de víctimas), porque atrás de los números hay personas.Finalmente, improvisó y señaló que al conocer sus casos de cerca, ahora se siente más fortalecida, pero más que por el conocimiento de esta situación, por el coraje y entereza que observó en cada una de las madres y demás familiares de los desaparecidos.“Ahora con el conocimiento de sus casos, reconozco el coraje que tienen ustedes y espero que eso les ayude a continuar su lucha, y cuenten con la pequeña parte que yo pueda contribuir a eso, es una pequeña parte, yo sé, pero cuentan conmigo”, dijo Robertson.Al terminar la reunión, la embajadora obsequió a Consuelo Morales un cuadro artesanal, con la figura de un corazón, similar al que usa como imagen de identidad el Grupo Amores, las mujeres de la agrupación a su vez, le regalaron un libro que contiene testimonios de los deudos que ha dejado al violencia.Antes de abandonar las oficinas de Cadhac, Consuelo Morales y las mujeres del Grupo Amores, le dieron su bendición a Jacobson: “Tú, como dadora de vida, sigue dando vida por todo el camino que haces...”.