Emanciparse de Raúl Padilla

El presidente municipal de Tlajomulco, Enrique Alfaro Ramírez, se lanzó abiertamente a una lucha contra Raúl Padilla López, uno de los “villanos favoritos” del mundillo político jalisciense. El alcalde no se ahorró detalles, y las acusaciones de chantaje y manipulación con las que vocifera su enfrentamiento recuerdan inevitablemente la guerra verbal que libró, con un desenlace que a la postre fue fatal, Carlos Briseño Torres.

Hay, sin embargo, una diferencia fundamental: Alfaro no depende del poderoso Padilla. El Consejo General Universitario que destituyó al polémico ex rector no puede hacer nada contra un alcalde que cuenta con un presupuesto anual que ronda mil 200 millones de pesos y que ha formado un sólido equipo de colaboradores en torno a un proyecto político que, obviamente, no apuesta a terminar su aventura cuando acabe esta gestión municipal que, por cierto, ni siquiera será de tres años, porque las reformas constitucionales le redujeron tres meses.

Además, Enrique Alfaro, el ex diputado que fue expulsado de las comisiones legislativas en las que participó por quien fuera su coordinador, Samuel Romero Valle —otro incondicional padillista—, apenas unas horas antes de solicitar licencia para ir a ocupar el cargo público que había obtenido en las elecciones de Tlajomulco, no es ningún novato.

Su padre, Enrique Alfaro Anguiano, fue rector de la Universidad de Guadalajara (UdeG). Abogado, el hombre se alejó de la vida mediática hace años y está al frente de una conocida notaría, pero su hijo —así lo ha compartido— tiene en él un consejero permanente.

Dato curioso: Enrique Alfaro, el padre, fue el último rector de la UdeG antes de que Raúl Padilla López quebrara el esquema de poder que había regido a la institución educativa bajo los apellidos Ramírez Ladewig. ¡Cuántas historias ha dejado de compartir el priista José Manuel Correa Ceseña, quien era el abocado a la rectoría!

Enrique Alfaro, el hijo, puede construirse varios escenarios en el futuro inmediato, y para ello cuenta con abundantes recursos: humanos, políticos y económicos. Es imposible que su camino esté en la Universidad —a la que afirma respetar—, pero el combate con Padilla López tiene lugar en la arena del Partido de la Revolución Democrática y puede consumirle todo su capital. Es una batalla desigual.

Pero la lucha política que ayer presentó en sociedad Alfaro Ramírez era, de cualquier manera, inevitable. El Grupo Universidad, dueño del PRD en Jalisco, tiene en el alcalde de Tlajomulco a su mejor opción para las elecciones de 2012, cuando se compita nuevamente por la gubernatura del Estado. Ya se está preparando una alianza con el PRI que pretendía sacar, después de 18 años, a los panistas del Gobierno.

Aparentemente, el destino le sonreía a Enrique Alfaro, pero siempre bajo la férula de Padilla. Queda mucho por verse antes de un desenlace definitivo, pero su revuelta para ser el auténtico presidente municipal está generando simpatías ciudadanas y además, respaldos a los que ya bautizan con el nombre de Emilio González Márquez. El reto de Alfaro, el hijo, es la emancipación.