México | Por José De Jesús Covarrubias Dueñas Elecciones y deuda Los procesos electorales, con el conjunto de actos que se deben realizar conforme a las normas para la renovación de los poderes Por: EL INFORMADOR 12 de julio de 2010 - 03:09 hs Los procesos electorales, con el conjunto de actos que se deben realizar conforme a las normas para la renovación de los poderes; lo cual requiere del sufragio universal, libre, directo, secreto, personal e intransferible de la ciudadanía. Así, dentro de un esquema capitalista, las elecciones se promueven por diversos medios de publicidad, de manera especial, en la televisión, en el Internet, radio, teléfonos y demás que influyen en la opinión pública. De esta manera, en ningún artículo de las Normas Rectoras o constitucionales, así como de las diversas disposiciones electorales, se establece que para que una elección sea legítima y también legal, se debe gastar dinero en publicidad o anunciarse en tales medios que influyen en la opinión pública. Lo más grave del asunto es que después de tanta utilización de dinero en dichos medios para promocionar candidaturas, partidos políticos, plataformas electorales, ciudadanos y demás propaganda político electoral, no se incentiva a la ciudadanía para participar en los procesos electorales, lo cual es un contrasentido. Se gastan muchísimos millones de pesos, tiempo, talento, esfuerzo humano y profesional y demás recursos de personas y monetarios en difundir los procesos electorales en México, sin embargo, no se logra elevar el nivel de participación ciudadana, lo cual determina que dichas formas de “hacer política”, han sido un fracaso rotundo. El hecho anterior se agrava, cuando los partidos políticos concluyen sus campañas políticas y hayan ganado o perdido la elección, pierden porque quedan muy endeudados y los institutos políticos y candidatos, no cuentan con recursos para pagar las deudas contraídas en campaña, lo cual es muy grave. Además de lo anterior, cuando la administración pública, en todos sus niveles, se coloca en la silla del poder, se da cuenta de que existen muchas necesidades, inmensas, interminables, infinitas, pero los recursos son escasos, contados y por tanto, finitos. Lo anterior se complejiza porque no existen una armonización entre la plataforma electoral, las promesas de campaña y la planeación de Gobierno en sus tres niveles, y mucho menos si dichas estructuras de gobiernos son de diferentes partidos políticos. Si a lo anterior advertimos que los presupuestos de los municipios y de los entes federados o estados dependen de la Federación, la cual, a lo sumo, les otorga 20% del total y de éste, sólo los estados les entregan menos de 3% a los municipios, entonces la cuestión es mucho más delicada, porque después anda por ahí diciendo que los ayuntamientos no tienen Policía, pero no se señala que es porque no tienen dinero. A todo lo señalado, debemos agregar que los presupuestos de los tres niveles de Gobierno, están mal diseñados; en particular, las nóminas de los estados y de los municipios, en su gasto ordinario o corriente, destinan, en lo general, entre 80 y 90% del total de su presupuesto anual; lo cual significa que ni siquiera emplean más de 20% en la obra pública. En las condiciones actuales del país, es menester que los tres niveles de Gobierno incentiven la obra pública porque activa la economía, genera empleo, productividad, ahorro, compras y ventas de productos, mercancías, bienes y servicios; el Estado es el mayor promotor y quien incentiva la economía, Smith no tenía razón, no es la mano izquierda es el Estado quien tiene el mayor poder económico, por eso se le quiere manipular a través de los monopolios. Tan es así, que dichos monopolios quieren maniatar y manipular a los candidatos, partidos políticos y ciudadanía, para obtener las concesiones y demás patentes de corso actuales para poder aumentar sus pingües ganancias, lo cual han venido haciendo y creando un Estado dentro del Estado, al cual, en su momento, le impondrán sus condiciones, lo cual debemos evitar la ciudadanía. Además de los monopolios y demás fuerzas y poderes de hecho que existen, está creciendo un terrible mal para la administración pública en México, el cual existe desde 1814, ya que desde ese año, sin ser país independiente, ya debíamos millones de pesos a España, la deuda externa que parece eterna. El día de hoy no sólo el Gobierno federal debe pagar intereses de deuda externa, sino que además, los entes federados o estados y ayuntamientos, deben pagar, cada vez más, mayores intereses por concepto de empréstitos o deudas que han venido adquiriendo y lo que un problema mayor, otras administraciones anteriores les están entregando deudas enormes a las que siguen, lo cual es una forma de no seguir avanzando en México, problema que seguirá creciendo y que las nóminas de los municipios y de los estados no serán para pagar a empleados y obra pública, sino los intereses de su deuda externa. Temas José de Jesús Covarrubias Dueñas Lee También Los tormentos de la Presidenta Beñat San José: “Regalamos muchos espacios, no ha sido un buen día” Sheinbaum le responde a Narro Robles sus críticas a la Universidad del Bienestar Sociales: Marita Loves imparte workshop Navideño en Doble Altura Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones