El teatro de lo absurdo

Como recomendó el maestro Benedetti: “El día o la noche en que por fin lleguemos, habrá sin duda que quemar las naves, así nadie tendrá riesgo ni tentación de volver”.

Pero hoy, 4 de julio, la historia desgraciadamente se repetirá. Doce elecciones estatales que definirán si el PRI está ya en camino de recuperar en 2012 la silla presidencial.

Alguien falló; sí el PAN. Algo no funcionó; sí el PAN. La transición falló, no se quemaron los barcos; resultó la misma corrupción, la misma impunidad, creció el desempleo, hay más pobreza y sobre todo una violencia paralizante.

Un candidato a gobernador preso y sujeto a proceso penal pero libre, y otro candidato a gobernador ejecutado, candidatos metidos hasta el fondo con el crimen organizado y, sin embargo, candidatos.

La mafia absorbente del poder en toda la extensión de la palabra.

Tendré que aceptar que no hay refugio en paz par los habitantes, que las calles siguen arropadas por la intransigencia, ese contraste entre la fuerza débil de la ciudadanía y la gran desidia gubernamental que supone la ciudad y el país.

Las calles siguen impregnadas por el tráfico desbordado, por los indigentes, por los niños de la calle, por la basura, por la basura electoral (que no se debe agrupar con la basura general).

En fin; el cielo seguirá en el mismo lugar y la noche seguirá siendo cómplice de los sueños de un país más justo; la lluvia nos seguirá recordando lo vital que es cuidar el medio ambiente que tanto descuidamos.

Los ríos y presas seguirán con las promesas de la funcionaria o funcionario que prometió limpiarlos y que seguirá cobrando su sueldo con el dinero de los mexicanos.

El país una vez más ha llegado a un punto en el cual ya no es posible esconder ninguna de sus miserias con sofisticadas o burdas artimañas mediáticas.

Es tan grotesca la situación, que más que en un Gobierno, nos encontramos en el escenario del teatro de lo absurdo.

Los líderes parecen haber perdido la brújula, a juzgar por lo poco convincentes y, en algunos casos, cínicas argumentaciones para justificar lo que no se puede esconder ni en un oscuro día lluvioso en el que escribo en total depresión por el país que tanto amo.

Regresemos pues al PRI, se lo merece el PAN.

Sin embargo, éste es el México que sigue ofreciendo el reto de transformarlo.

Un México que nos ofrece derroches de belleza, retratos del alma.

Ese México que refleja esta locura que supone soñarlo distinto, sólo que no queremos que nos demande esfuerzo de nuestra parte.

Podemos llenar estadios completos para ver el futbol, pero no pidas que salga a las calles a exigir lo que es un derecho. Porque eso: “Qué flojera”.