Miércoles, 27 de Noviembre 2024
México | EN TRES PATADAS POR DIEGO PETERSEN FARAH

El sombrero morisco de Moctezuma

Hoy por hoy no hay manera de probar que el penacho haya pertenecido a Moctezuma, ni siquiera que efectivamente se trate de un penacho y no de un peto o una falda

Por: EL INFORMADOR

Diego Petersen Farah.  /

Diego Petersen Farah. /

“Un sombrero morisco de largas y bellas plumas verde brillante y oro, con plumas blancas, rojas y azules creciendo en semicírculo en la parte baja, con rosetones y discos dorados, tiene en la ceja frontal un pico de oro”.

Ésta es la primera descripción, realizada para el inventario de la colección Ambras en 1596, del famoso penacho de Moctezuma. Sí, efectivamente, el famoso penacho que hoy reclamamos con tanta furia estaba inventariado como un “sombrero morisco” (morisco era todo lo que venía de fuera).

Fue hasta 1878 que un curador del Museo Imperial de Historia Natural de Viena, Ferdinand von Hochstetter, describió la pieza número 3 como: “Un alto tocado mexicano de magníficas plumas verde brillante y tiras de color decorada con botones de oro.

Tiene cerca de tres pies de altura”. El tocado estaba en tan malas condiciones a causa de un ataque de polillas, que, dice von Hochstetter, “se nos deshacía en las manos”. Se restauró poco después. Una buena parte estaba completamente destruida, por lo que tuvo “cambios irreparables” en sus estructura. (The Treasures of Moctezuma, Fantasy and reality, Ferdinand Anders, 2001).

Hoy por hoy no hay manera de probar que el penacho haya pertenecido a Moctezuma, ni siquiera que efectivamente se trate de un penacho y no de un peto o una falda. El consenso de que se trata de “una corona de plumas” se tomó en 1908 en el XVI Congreso de Americanistas en Viena, pero aún hoy hay quien sostiene que ese adorno de plumas no puede ser una corona o un tocado.

Tampoco hay evidencia de que ese objeto maravilloso perteneció al IX Tlatoani Azteca, Moctezuma Xocoyotzin. La leyenda sostiene que el penacho, junto como otras piezas de arte plumario, fueron parte del tesoro que el azteca ofreció a Cortés, que éste a su vez entregó al emperador Carlos V, quien finalmente lo regaló a su hermano Ferdinando I. Pero ni coinciden las fechas ni el penacho o algo similar a un ornamento de plumas aparece en la relación de regalos de Moctezuma.

La batalla por el “penacho de Moctezuma” es uno de esos grandes mitos sobre los que está construida nuestra historia. La idea de que ese objeto que se exhibe en Viena es la corona del último rey Azteca, y que encima nos pertenece, es un invento más del nacionalismo y fue impulsado, como otros mitos, por el presidente Luis Echeverría, quien en 1974 comenzó la batalla por la repatriación del objeto simbólico.

La réplica del penacho, que encargó el presidente Abelardo Rodríguez y que se exhibe actualmente en el Museo de Antropología, está hecho con plumas del Sur de México y se tuvo el cuidado de que la parte que encaja en la cabeza pareciera claramente un penacho. La parte baja del original no se sostiene erguida y fue reconstruida a finales del siglo XIX con plumas provenientes de la India.

No se sabemos si “el sombrero morisco” de la colección Ambras es un penacho, mucho menos que haya sido de Moctezuma, pero cuando se trata de ser las víctimas y hacer escándalos, somos inmejorables.

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