Viernes, 22 de Noviembre 2024
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El secreto del Renaut

Se dice que casi dos millones de personas registraron sus teléfonos celulares a nombre de Carlos Slim y de Felipe de Jesús Calderón

Por: EL INFORMADOR

Se dice que casi dos millones de personas registraron sus teléfonos celulares a nombre de Carlos Slim y de Felipe de Jesús Calderón. Durante semanas circularon por internet y en las preparatorias y universidades los datos de la CURP del hombre más rico del mundo (y dueño, entre otras empresas, de Telcel) y del Presidente de México. Las autoridades de Gobernación y de la Comisión Federal de Telecomunicaciones aseguran que fue una broma irresponsable, pero nada más lejos de la verdad.

Lo que subyace en este acto de rebelión creativa es pura desconfianza y preocupación de los usuarios por que su información sea utilizada inadecuadamente.

Cuando las autoridades crearon el Registro Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil (Renaut) se estableció que ésta sería una medida que obligaba a los concesionarios a llevar a cabo un registro y control de sus usuarios, donde además del número se indicara la modalidad de la contratación, el nombre completo, el domicilio y nacionalidad, los datos contenidos en la identificación oficial del usuario, comprobante de domicilio y huella dactilar, y en caso de personas morales la razón social, cédula fiscal, copia del documento que acreditaba la capacidad para contratar. Pero a las telefónicas les da exactamente igual quién compre y cómo se use (son una empresa, no una autoridad), lo que les interesa es vender aparatos y tiempo aire. Por su parte los delincuentes que durante años han comprado móviles para  extorsionar, amenazar y contactar a sus compradores de drogas, han usado desechables o aparatos de alta tecnología satelital de tipo militar.

Se registraron ya 58.2 millones de líneas, 70% del total comercializadas. No hay certeza de cuántas se registraron con sus verdaderos propietarios. El sistema simplificado de registro con nombre y CURP dejó abierta la posibilidad de que prácticamente cualquiera mintiera.

El 45% de presidiarios en el país tiene acceso a celulares que no fueron, ni serán, registrados con sus nombres. Miles de personas han dicho, y con razón, que este registro no solamente carece de sentido, hecho de manera improvisada y bajo un discurso anti crimen como si viviéramos en un país en que la sociedad confía en que las autoridades harán buen uso y resguardo de la información personal.

Es un hecho que desde sectas cristianas hasta vendedores y políticos envían mensajes y llaman a los celulares porque obtuvieron las bases de datos ilícitamente. Lo cierto es que las telefónicas debieron vender  inicialmente las líneas y aparatos con rigurosos controles, pero éste es el país de los monopolios en que algunos empresarios dictan sus propias reglas y durante décadas el Estado no se ha atrevido a confrontarles. Ahora las telefónicas están amparadas para seguir vendiendo y quienes cumplieron hicieron un ejercicio de honestidad casi inútil. Un censo más con poca credibilidad y muchas lecciones por aprender nos deja el Renaut.

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