El procurador

Arturo Chávez Chávez, el procurador general de la República designado por Felipe Calderón, fue ayer sometido a un interrogatorio casi judicial, en el Senado de la República. Pero, al final de su comparecencia, señales del Partido Revolucionario Institucional prefiguraban su posible ratificación. Incluso cuando todo el día se había escuchado en el pasillerío el nombre de Juan Miguel Alcántara Soria, como el real candidato del Presidente de la República.

Si los priistas, con sus preguntas, no tuvieron consideración alguna con el hombre que Calderón quiere tener en la PGR, perredistas como Pablo Gómez Álvarez fueron particularmente incisivos. Pero ninguno de los opositores, de uno y otros partidos, consiguió llevar a Chávez más allá de su decir de que será imparcial y no fue colocado allí para partidizar la justicia en México.

Nadie, sin embargo, le creía. Al menos ese era el rictus de desconfianza que prevalecía en los rostros de priistas, pvemistas y perredistas.

“Siguen usando a la PGR como un instrumento político en favor del PAN”, reclamaba, una y otra vez, el senador Pablo Gómez, como también se lo hizo sentir, a Chávez, así el senador priista Jesús Murillo Karam (Hidalgo).

El sino de la desconfianza iba traslapado en el comentario del priista, que decía: “Estamos ratificando a un funcionario que tiene en sus manos el monopolio de la acción penal. A un funcionario que puede, con la sola denuncia, afectar valores fundamentales como la libertad, el prestigio, capacidad política de un ciudadano”.
21:24. Una comparecencia que había iniciado en punto de las seis de la tarde, se prolongaba hacia la noche. Y una y otra vez Arturo Chávez Chávez se topaba con los fantasmas que dejó en Ciudad Juárez. “En el caso de que me ratificaran”, decía, “invitaré a las organizaciones a platicar con ánimo constructivo, a hablar con las autoridades estatales para ofrecer la coadyuvancia de la PGR en el esclarecimiento de los casos que reclaman, que son verdaderamente lamentables”.

Se refería a los feminicidios de Ciudad Juárez. En el primer tercio de su conversación con los senadores, allá por las siete de la noche, había admitido que durante su actuación como procurador de Chihuahua habían habido “omisiones”, “errores”. Pero se escapaba diciendo que nunca hubo complicidad ni mala fe.
Felipe Calderón designó el 7 de septiembre a Chávez como nuevo procurador general de la República, en sustitución de Eduardo Medina Mora, a quien en esta noche, senadores priistas y perredistas juzgaron que se había ido porque había desobedecido al Presidente de la República cuando le ordenó politizar la justicia, en contra de la oposición.

El PRD en voz de Silvano Aureoles reclamó, a las nueve y media noche, que la PGR de Medina Mora se politizara en el caso de Michoacán, a donde detuvieron ediles por todas partes y anda a salto de mata un diputado federal electo.

Chávez respondió: “Me comprometo a analizar la averiguación en caso de mi ratificación”.

Jesús Murillo Karam venía entonces: “Tiene que crear en la sociedad confianza; la certeza de que es un procurador que imparte justicia, no un procurador que se dedica a cumplir con propósitos distintos”.
Tomás Torres Mercado, del PRD, discernía casi a las 10 de la noche: “Parece que se prefiguran las tendencias de la ratificación”. Aludía al discurso del PRI, en voz de Jesús Murillo Karam. Nada estará confirmado, sin embargo, hasta en tanto no lo ratifique el pleno, y ello podría ser este martes o el jueves venidero.