Martes, 26 de Noviembre 2024
México | HISTORIAS DE REPORTERO POR CARLOS LORET DE MOLA A.

El nuevo mundo árabe

Sabía que Ben Alí era dictador de Túnez, pero no sabía que su amante se volvió dueña de los sectores más productivos de la economía del país

Por: EL INFORMADOR

Carlos Loret de Mola A.  /

Carlos Loret de Mola A. /

EL CAIRO, Egipto.- La semana pasada un gran amigo me dijo que mis intenciones deberían ser otras al viajar a Medio Oriente y el Norte de África: en lugar de fungir como enviado especial en un sólo país para relatar la posible caída de su régimen –“deja de estar persiguiendo las marchas, Loret”– , tratar de ofrecer un panorama completo de cómo está construyéndose el nuevo mundo árabe.

Sólo que surgió un problema, este reportero no es un experto en nada, pero especialmente, no es un experto en el mundo árabe.

Sabía que Ben Alí era dictador de Túnez, pero no sabía que su amante se volvió dueña de los sectores más productivos de la economía del país.

Sabía que Bouteflicka lleva años al frente de Argelia, pero no que nunca había levantado el Estado de Excepción con el que se administró por decreto en medio de una guerra civil que terminó hace doce años.

Sabía que Rania es la bella reina de Jordania, pero no que su origen palestino le permite dar estabilidad a esa nación, mayoritariamente palestina pero gobernada por ley exclusivamente por la minoría hachemita.

No sabía que vivían tan bien en Líbano, ni que el rey de Marruecos tiene tanto dinero o que Irán lleva rato “calentando” a los chiítas de Baréin para que se rebelen contra la minoría sunita que los gobierna.

Tres académicos y cuatro diplomáticos prepararon a este reportero para poder transmitir esta semana desde aquí. En esas clases intensivas, los expertos señalaron, entre la indignación y el divertimento, los grandes equívocos que se cometen al abordar el fenómeno que vive la región.

1.- Esta ola no es contra Estados Unidos. Nada de “imperialismo yanqui”. Hasta el cierre de esta columna, en ninguna manifestación se ha quemado una bandera gringa o pisoteado una foto de Barack Obama.

2.- Musulmán no quiere decir islamista radical ni mucho menos terrorista. Con frecuencia se señala que a la caída de los dictadores de la región “pueden subir al poder los musulmanes”, sin reparar en que casi en toda la región, musulmanes de diferentes signos están en el poder desde el fin del colonialismo. Si se habla de fundamentalismos, hay que señalar que, por ejemplo, La Hermandad Musulmana en Jordania y Egipto no es una red terrorista, en sus estatutos rechaza la violencia como método de lucha y aunque está prohibida como partido político en el segundo país, se atiene a las reglas democráticas –aun las del totalitario Mubarak– y postula candidatos bajo otras siglas. En los años 70 se decía que los latinos, tan católicos, no podían vivir sin la dictadura, y hoy ejercen democracias. Lo mismo se dice ahora de los musulmanes, como si el Corán prohibiera abrir casillas.

3.- No todas las manifestaciones son para que caiga la máxima autoridad, como en Egipto, Túnez y Libia. En algunos piden cambio de gobierno (Jordania ya lo hizo), mayores libertades democráticas (Baréin), menos poder para una sola persona (Marruecos), pero no derrocamientos.

4.- Hay denominadores comunes: el aumento en los precios de la comida y la amplia población joven, estudiada, con acceso a las nuevas tecnologías, pero sin trabajo. De eso, hablaremos mañana.

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