El negocio de la vialidad urbana (II)

La tendencia privatizadora de los servicios públicos fue iniciada por los gobiernos priistas en México, y hoy es profesada por los gobiernos de todas las tendencias políticas. Así, se puede afirmar que la noción de lo público no es referencia importante para la actual clase gobernante. No hay por ahora gobiernos ni partidos que defiendan o que propongan darle centralidad a este concepto. El criterio es otro y es único, si no hay ganancia entonces no se hace “obra pública”.

Lo anterior es necesario para entender que el caos vial en que se encuentra la ciudad de Guadalajara y los problemas de salud que provoca ni son casuales ni son nuevos. Hace décadas que se viene hablando de ello. Hace años que se advirtió de su crecimiento exponencial. No se podía esperar otra situación en tanto que el Gobierno de Jalisco y los ayuntamientos metropolitanos, juntos o por separado, han mantenido su indisposición para invertir el dinero de todos los contribuyentes para que esta ciudad tenga en buen estado sus servicios públicos. Si nos referimos al transporte público y la vialidad, ésta es la razón por la que hemos llegado a ser, proporcionalmente, la ciudad latinoamericana con más automóviles circulando por nuestras calles y, en consecuencia, más contaminada y caótica.

Los datos son contundentes: en 1990 circulaban en la ciudad 70 autos particulares por cada camión de pasajeros. Hoy, esta misma relación es de 219 a uno. De esta manera, oficialmente se reconoce que cada año 140 mil autos se suman al millón y medio que circulan y contaminan actualmente. Socarronamente, el secretario de Innovación y Desarrollo de Jalisco hace la relación entre los 222 bebés que nacen diariamente en la zona metropolitana y los 380 autos que se incorporan por día al padrón vehicular. Lo que no dice es que es aquí donde se encuentra la razón del incremento de la contaminación del aire que respiramos a diario. Algunas cuantificaciones al respecto llegan a afirmar que entre 1990 y 2009 las emisiones por quema de combustibles, sólo de los autos privados, aumentaron 60%, lo que significa aproximadamente 20 mil 600 toneladas de bióxido de carbono diario (Arturo Balderas, ITESO).

Algunos ambientalistas suponen que estos datos deberían llevar al Gobierno a la conmiseración pública. Todo lo contrario, justamente éstos han sido base para argumentar el nuevo proyecto denominado Vía Express, que se apega al criterio privatizador y mercantil. Con los argumentos de agilizar la vialidad y reducir la contaminación, ahora se les ha ocurrido construir una vialidad elevada de cuota, no pública, para poder cruzar rápido la ciudad. Otro absurdo completo. Acabo de decir que la contaminación no se puede reducir si se sigue incrementado el aforo vehicular, y por lo mismo tampoco se hará ágil la vialidad.

Ningún gobernante quiere entender que la única opción para reducir la contaminación y mejorar nuestra salud es desalentar el uso del auto privado. Y eso sólo se hace con un buen transporte público. Lo demás, digan lo que digan, es privilegiar el negocio.