El hombre más rico del mundo

La lista de la revista “Forbes” lo ungió el miércoles por la tarde como el hombre más rico del mundo, superando a Bill Gates y a Warren Buffet. El mexicano Carlos Slim Helú ocupa ese sitio desde un país con decenas de millones de pobres que no son ni su responsabilidad ni su culpa, pero que sí enmarcan la designación en un entorno cultural y político incómodo, por decir lo menos.

De hecho, en 2010 por primera vez en los últimos tres lustros un “no estadounidense” preside el cuadro de quienes han acumulado grandes fortunas. La diferencia es que en Estados Unidos ser multimillonario resulta mayoritariamente aplaudido por una cultura protestante con otros marcos valóricos que conciben a la riqueza terrenal como un signo de capacidad y ética en el trabajo.

En México éste no es el caso.

La fortuna estimada del señor Slim durante el último año: 53 mil 500 millones de dólares, superó en apenas 500 millones a la del fundador de Microsoft, Bill Gates, y aunque en esas cantidades medio millar de millones de dólares puede sonar irrelevante, lo importante es que se alza con el primer lugar de la lista.

En conversaciones previas a la primicia dada a conocer el miércoles, el ingeniero Slim específicamente ha manifestado su desacuerdo con la metodología utilizada por “Forbes”, un cálculo con base en valor accionario de las compañías y su molestia por ser incluido en el “ranking”.

Incomodidades aparte, el ingeniero civil de origen libanés ganó el año pasado alrededor de 18 mil 500 millones de dólares, más de dos millones de dólares por hora, en el año de la peor crisis económica de la que se tenga memoria.

Diversificación y globalidad son los elementos, además de dominancia en el mercado mexicano (que algunos lo señalan como actividades monopólicas) son los factores que explican la capacidad de Slim para remontar la crisis mejor que Gates, por ejemplo, cuya fortuna se concentra en un solo sector, el de la computación.

Las fortunas de Slim, Gates y Buffett en 2010 se insertan en una lista ampliada de mil 011 magnates, 210 más que en 2009. La mayoría de los recién llegados vienen de Asia (62), aunque en el Top Ten hay dos latinoamericanos: el propio Slim y el brasileño Elke Batista ocupando el octavo sitio.

¿Es bueno o es malo que las dos economías más importantes del subcontinente, México y Brasil, tengan esta representatividad? Para empezar, la categorización moral, la dicotomía entre el bien y el mal no aplica, en ambos países existe un índice de desigualdad insultante pero no corresponde a “la maldad o la bondad” de los multimillonarios resolverlo, sino a las carencias de un Estado de derecho y una construcción histórica que haga inaceptable la prolongación de esas realidades.