“El caso de la isla desaparecida”

Hoy quiero platicarles un par de historias sobre temas que me han interesado últimamente y que espero les ayude, aunque sea un poco, a pasar un buen domingo.
Discutir es para muchos un gran placer aunque, hay que decirlo, sólo en muy contadas ocasiones una persona logra convencer a otra de sus argumentos. Un compadre mío, al que no le gusta discutir, cuando no puede evitarlo, pues sostiene públicamente lo contrario de lo que piensa y su alternante en la discusión queda muy complacido por haberlo convencido.

Cierto día, en los reinos de nosedonde, tres personajes dudaban de lo que de ellos comúnmente se creía. La mamá de Blanca Nieves dudaba de si ella era la mujer más bonita del mundo; Hércules, por su parte, se cuestionaba si él era el hombre más fuerte del mundo, ya que era seguro que como semidiós sí era el más fuerte, y el Jorobado de Nuestra Señora de París se preguntaba si él era el hombre más feo del mundo. Después de discutirlo por un rato decidieron que buscarían a alguien cuyo dictamen fuera inapelable, el elegido fue San Pedro.

Una vez que lo contactaron, éste les dijo que él no daba entrevistas colectivas, que entrarían de uno por uno.

Primero las damas; la mamá de Blanca Nieves pasó a consulta y tras breves instantes salió visiblemente contenta, comunicando a sus compañeros que había certificado que ella y nadie más era la más bonita del mundo.
El segundo en preguntar fue Hércules, y de la misma forma salió complacido, ya que el portero del cielo le confirmó que él era el hombre más fuerte del mundo.

Tocaba el turno al Jorobado, quien tenía esperanzas de que San Pedro no le confirmara que era el más feo del mundo, pero una duda mata más que un desengaño, y temeroso entró y a diferencia de sus compañeros no salió contento, lo hizo rascándose la cabeza y preguntándose ¿quién es Elba Esther Gordillo?

Me acabo de enterar que desapareció una isla mexicana, sí señor, aunque usted no lo crea.

En 1540 un cartógrafo español llamado Alonso de Chaves, describió una isla al noroeste de Yucatán a la que llamó por su color como Isla Bermeja. En varios mapas, entre ellos uno francés de 1745, aparece registrada la isla. En un documento de tiempos de don Porfirio aparece censada.

Pues se perdió y ya no está, como lo oyen, ya no la encuentran y no es cosa menor, ya que si la encontraran no tendríamos que compartir el petróleo del Golfo con los gabachos, hidrocarburo que hay que decirlo está nada más kilómetro y medio bajo tierra, por lo que aunque fuera nuestro no podemos sacarlo.