Miércoles, 27 de Noviembre 2024
México | ATANDO CABOS POR DENISE MAERKER

El caso Paulette: conclusiones

Todo depende de lo que se quiera. Si el interés es por saber qué le pasó a Paulette, la respuesta ya la tenemos y es indiscutible

Por: EL INFORMADOR

Todo depende de lo que se quiera. Si el interés es por saber qué le pasó a Paulette, la respuesta ya la tenemos y es indiscutible: murió accidentalmente en su cama horas antes de que sus padres denunciaran su desaparición. Los peritajes de cuatro instituciones, la Procuraduría General de la República, la Procuraduría del Estado de México, la del Distrito Federal y el FBI coinciden plenamente: Paulette murió en el hueco que había al pie de su cama y donde fue encontrada nueve días después, entre cinco y seis horas después de haber ingerido sus últimos alimentos en Valle de Bravo, en su cuerpo no había rastros de que se le hubiera suministrado algún medicamento y su cuerpo no mostró ningún signo de haber sido tocado o manipulado.

Es inaudito, pero así fue. No existe ninguna razón para pensar que estas cuatro instituciones se confabularon para engañarnos. Todo lo contrario, las mexicanas dependen de gobiernos emanados de partidos distintos que están además en medio de una fuerte tensión preelectoral. Eso sí, el resultado puede no gustarle a muchos peritos e investigadores espontáneos o amateurs que llevan dos meses haciendo conjeturas y especulaciones, como tampoco gustó en la Procuraduría donde tenían la convicción de que algo más había ocurrido.

Si lo que se quiere es sacar lecciones del caso, están a la vista. Una, los investigadores no pueden dejarse amedrentar por el nivel socioeconómico de los denunciantes y deben proceder según el librito, considerando todas las posibilidades, aunque incomode a quienes son vistos en primera instancia como las víctimas. (Lo que se acaba de repetir en el caso de Diego Fernández de Cevallos, en donde la familia manifestó su molestia y entorpeció las labores de los investigadores que querían buscar a Diego dentro y alrededor del rancho). Dos, el procurador y su equipo no pueden compartir con la opinión pública sus sospechas. El diagnóstico de la experta sobre el perfil psicológico de la madre, o las contradicciones entre los padres y su desempeño ante el polígrafo es algo que no debe trascender. Menos aún puede un procurador declarar que está inequívocamente frente a un homicidio sin tener las pruebas en la mano y la consignación lista.

Ahora bien, si lo que se busca es golpear a Peña Nieto, entonces estamos en otra cancha. Así hay que entender cuando César Nava se indigna y dice que no se tragan esa historia, o cuando Jesús Ortega pide juicio político para el gobernador.

Y más allá de los errores, que fueron muchos y graves, en este caso nadie inventó a un culpable para salvar el pellejo, o trató de encubrir sus propias pifias. No se puede decir lo mismo en otros casos.

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