El Senado alista reformas a Ley Federal de Armas

CIUDAD DE MÉXICO (04/MAY/2010).- El Senado en comisiones tiene listo el dictamen para reformar la Ley Federal de Armas y Explosivos, con el cual se busca ampliar el catálogo de armas que son consideradas de uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea y castigar hasta con 30 años de cárcel a quienes porten, acopien o usen armamento alterado en su capacidad.

A quien sin autorización introduzca al territorio armas, aunque no sean de usos exclusivos, se le impondrá de tres a 10 años de prisión.

La tarea de elaborar este dictamen fue del senador perredista Tomás Torres, quien desde principios de abril terminó el proyecto, pero la discusión de la Ley Antisecuestro y el marco para regular la participación del Ejército en actividades de seguridad pública absorbió la atención.

El senador del Partido Acción Nacional (PAN), Felipe González, explicó que el documento ya está consensuado y sólo falta llevar a cabo la votación en comisiones.

Las reformas establecen sanciones también para quienes alberguen cartuchos, municiones, balas y armas que sean transformadas para aumentar la capacidad balística, como el arsenal decomisado en Guadalajara al cártel de Los Valencia.

En la reforma propuesta no se considerarán cartuchos ordinarios las municiones para las armas con artificios especiales como trazadores, incendiarios, perforantes, fumígenos, expansivos de gases y los cargados con postas superiores al 00 (.84 cms. de diámetro) para escopeta.
Quienes porten el armamento anterior serán encarcelados de dos a seis años.

También será restringido el uso de revólveres calibre .357 Magnum y los superiores a .38 Especial, así como pistolas calibre 9 mm. Parabellum, Luger y similares, las .38 Super y Comando, y las de calibres superiores.


Testimonio

Tepito, el abastecedor mejor organizado para los cárteles
       
El barrio de Tepito es el arsenal donde los cárteles dedicados al tráfico de drogas se abastecen de armamento, que llega al país en remesas mensuales o quincenales por distintos puntos y se distribuye a diferentes destinos.

Desde revólveres calibre .380 hasta metralletas antiaéreas y lanzagranadas pasando por rifles R-15 y AK-47, se venden a particulares y a los grupos del crimen organizado, a precios que fluctúan entre los cuatro o cinco mil pesos hasta los 20 mil por pieza, de acuerdo con el testimonio de un vendedor que surte de armas a una de estas organizaciones.

“Cada 15 días o cada mes me llegan pedidos fuertes: desde 20 hasta 60 armas. Mi gente se encarga de llevarlas a donde nos las piden”, reveló en entrevista el vendedor, quien asegura tener ocho años dedicado a este negocio, con su base de operaciones en el barrio de Tepito.

Ahí llegan los cargamentos de armas y de ahí salen para su entrega en las zonas donde son requeridos. Él mismo sale a distintos puntos del país a recibir y entregar pedidos.

“Cliente consentido”

Admite que no es el único, pues la venta de armas en Tepito está organizada en función de los compradores. La regla que todos respetan es que cada vendedor o grupo de vendedores trabaja para un solo cártel y no puede vender armas a los demás; “está prohibido”.

El entrevistado asegura trabajar de manera exclusiva para uno de los cárteles de la droga del país, cuya demanda atiende en primer lugar, aunque también recibe pedidos de particulares, “gente cercana y de confianza”, que acuden a comprarle una o dos armas.

Su versión contradice el informe “Tráfico de armas México-USA”, difundido por la Procuraduría General de la República (PGR) en abril de 2009, según el cual, el ingreso de armas a México se realiza mediante “operación hormiga”, y no hay grupos del crimen organizado dedicados de manera exclusiva a la actividad.

Según el documento, de las investigaciones realizadas en México, así como del intercambio de información a través de la asistencia jurídica con las autoridades de justicia de Estados Unidos “la modalidad preferida de los traficantes de armas es comprarlas a ciudadanos americanos o residentes legales a cambio de una cantidad de dinero”.

“Así, los traficantes median entre el interesado y el vendedor autorizado de armas, para introducirlas a nuestro país, tanto por los 19 cruces de paso formales que existen como por los incontables cruces informales a lo largo de los tres mil 152 kilómetros de frontera común”, según detalla el informe.
El vendedor asegura que, al menos su grupo, recibe remesas importantes de armas una o dos veces al mes, según las necesidades del cártel al que abastece.

Los pedidos “fuertes”

“Cada 15 días más o menos, cada mes, me llegan pedidos fuertes, y no falta quién me contacte, que sea de confianza y se lleva una o dos armas, pero eso nada más lo hacemos con gente cercana, especial y ya los volúmenes grandes los manejamos con un cártel”.

La procedencia de las armas es variada, explica. Llegan de Estados Unidos, España, Colombia, Paquistán, entre otros países, pero también de México; por ejemplo, de personal de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) parte del armamento que se decomisa en operativos, o el que roba del propio arsenal de la dependencia federal.
“(Las armas vienen) de varias gentes. Lo que pasa es que tenemos gente que trabaja para nosotros en la (Secretaría de la) Defensa Nacional y ya sea que nos las traen de otros países, también, de Estados Unidos, de Colombia, de ahí principalmente”, detalla.

—Pero esas armas ¿están registradas?
—Así es, pero al cártel no le importa eso.
Según el informe difundido por la Procuraduría General de la República, las armas se pasan de Estados Unidos “ocultas en vehículos terrestres, en las llantas de refacción, en el respaldo de asientos, en oquedades fabricadas en las carrocerías, etcétera”.