El Observatorio líder

La información es poder afirmó Francis Bacon, estableciendo un signo del inicio de la modernidad. Siglos después esta frase tiene un significado válido para señalar la importancia que tiene el conocimiento en la vida hoy.  El Saber, es la base del progreso de las personas y de las comunidades. Conocer el punto de partida es clave para la planeación y la mejora de los procedimientos en muchos campos de la vida económica y social. Medir es el procedimiento proporcional del conocimiento. La proporción ha sido y es la medida de la justicia y del avance.

Saber se ha convertido en un derecho de las personas, es la palanca del conocimiento, de la formación y del desarrollo personal. Pero el conocimiento no sólo es un asunto personal, sino que también supone un proceso comunitario, porque cuando las sociedades tienen una visión clara son capaces de encaminar el esfuerzo de muchas personas en una sola dirección. La elaboración de esa visión es la tarea del líder.

El observatorio social que se creó esta semana en nuestra comunidad es una institución estratégica para nuestro futuro ciudadano. Es una plataforma que establecerá un conocimiento específico de nosotros mismos, un espejo de las percepciones que tenemos respecto a nuestra situación, y una herramienta vital para la acción demandante de los ciudadanos frente a los ciudadanos y frente a sus autoridades.

Observar con método es muy diferente a contemplar pasivamente; como también es distinto seguir el comportamiento que tenemos los ciudadanos en la convivencia social. El observatorio que nace con el respaldo de la Universidad Jesuita y de la asociación de medios de comunicación social más solidaria de México despierta entusiasmo esperanzador de conseguir el rumbo del esfuerzo social que parece perdido entre ineficiencias gubernamentales y desasosiego de la sociedad.

Los enormes desafíos de México van a resolverse… con la sociedad… con la participación de los ciudadanos… con mecanismos de actuación civil que redunden en restaurar el bien preciado de la vida pública que se nos ha ido entre las manos: la confianza en las personas y en las instituciones.

La voz del observatorio ha de ser mantenida con el rigor técnico y lejos de las luchas partidistas que tanto daño han hecho a los procesos de cambio reformador de las estructuras que México necesita para dar el salto para convertirse en una sociedad desarrollada. Porque sí como la pobreza no se combate sólo con dinero, el desarrollo no se alcanza con inversiones, sino es la cohesión social, la participación y el conocimiento que se intercambia activamente entre las personas lo que puede medir adecuadamente el nivel de desarrollo de una sociedad.
Felicitar a quienes han tomado la responsabilidad de invertir en este instrumento, y solidaridad con los que trabajarán en los procesos que seguramente pronto veremos, para saber más de Jalisco y enfocar el esfuerzo hacia una luz que puede fortalecer un observatorio líder.