Sábado, 23 de Noviembre 2024
México | SECO Y DIRECTO POR CARLOS CORVERA GIBSONE

El Alma III

Quiero en este tercer artículo sobre el ‘‘Alma’’, terminarlo con mi íntimo pensamiento

Por: EL INFORMADOR

Carlos Corvera Gibsone.  /

Carlos Corvera Gibsone. /

Quiero en este tercer artículo sobre el “Alma”, terminarlo con mi íntimo pensamiento, ése que se adquiere a través de la búsqueda de un “porqué” de tantas cosas que no puede uno entender, y ante el cual uno se tiene finalmente que rendir ante la fe, simplemente por el hecho de que humanamente nunca se podrán develar. Aquí quiero detenerme para decir que “dudar” no va contra la “fe”, sino que es un complemento de ella misma.

Olvidamos constantemente lo pequeño que somos y lo grande y afortunado que es tener ese toque de un Dios que, no sé por qué razón, nos dio ese don maravilloso y eterno que es el Alma. Ese mismo “Espíritu Santo. El mismo Jesús (el único hombre que en la historia de la Humanidad sabía lo que es el Alma) les dijo en la última cena a sus apóstoles: “Me voy para que el Espíritu Santo pueda entrar en ustedes”.

Por más que los médicos y científicos investigan el cuerpo humano y constantemente descubren que en los distintos órganos no está la razón de lo que buscaban, sus avances en este campo han ayudado y beneficiado a la Humanidad. Pero en cuestiones del Alma pierden el tiempo.

Ya hemos visto que el cerebro es física y química, pero las consecuencias de esos procesos físico-químicos son las ideas, y una idea recurrente entre los seres humanos es preguntarse si se mantiene algo después de la muerte. Los hombres y las mujeres están dispuestos a admitir el carácter inevitable de la muerte, y nos les importa en excesos que sus átomos se desconecten, pero a duras penas pueden entender que todo concluya ahí. El “Yo” es un concepto muy importante en Occidente, y la simple idea de que el yo pueda desaparecer… causa estragos. Nuestra idea del yo es mucho más profunda que el simple reconocimiento de uno mismo.

Desde tiempo inmemorial hemos pensado que los humanos somos libres a la hora de tomar una decisión, y sin embargo estamos descubriendo que nuestra parte consciente, la que puede describirse a la hora de tomar una decisión, no es más que la puntita del iceberg de un inconsciente individual y colectivo que nos determina y del que no sabíamos nada. Lo estamos descubriendo apenas ahora. Muchas veces tomamos decisiones basándonos en nuestra intuición: son decisiones rápidas no reflexionadas. Pero… ¿son por eso menos buenas?

Estamos llenos de datos que nos condicionan a través de muchas generaciones. Nos enseñan de un Dios desde que nacemos y pasamos la vida tratando de humanizar la visión de ese Dios. Nunca será posible. “Somos tan sólo un obrero del alma que nos habita” (Borges dixit).

Pero como Einstein sugirió: La conciencia y el cerebro serán siempre el gran misterio de la Humanidad.

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