Duelos fratricidas

Detrás de las fotos en que aparecen como un grupo de hermanos bien portados, que están haciendo la tarea, los alcaldes de los municipios metropolitanos libran una guerra soterrada en la que buscan, a toda costa, que el de al lado tropiece para allanarle el camino al que le pone zancadilla, o simplemente para dejarlo fuera de combate.

Entre los propios munícipes reconocen que, aunque tengan objetivos comunes o proyectos de alcances intermunicipales que pueden beneficiar a dos o más comunidades, si uno se adelanta a tomar una decisión, sobre todo si se pone del lado del Gobierno estatal panista, es muy probable que el de junto le haga grilla, para boicotear el apoyo de priistas al blanquiazul.

Los actuales presidentes municipales, que ya cumplieron seis meses y medio de los 33 que durarán sus administraciones, tardaron largas semanas en el estira y afloja para acordar cuánto y cómo se gastará en el Fondo Metropolitano para obras que se realizarán en sus municipios, porque ninguno estaba dispuesto a ceder un centavo a favor de los demás. ¿Alguien duda que una obra vial o hidráulica que se realice en Zapopan, por ejemplo, tendrá un impacto positivo para todos los habitantes de la zona metropolitana? ¿Acaso los que viven o circulan cotidianamente por la gran metrópoli viven mirando en dónde cruzan una frontera municipal o rodean un punto urbano para no salir de una circunscripción, si sus necesidades los llevan a otro punto?

Es difícil creer que los ediles no hayan logrado consensos sobre el tema de movilidad y hayan puesto manos a la obra con propuestas que permitan avanzar hacia un auténtico sistema de transportación masiva, porque siguen enfrascados en la realización de más proyectos y en la discusión sobre Macrobús o tren ligero, cuando esto pasa más por lo financiero que por lo técnico en este momento.

Confiaba hace poco un funcionario municipal, que estaba casi seguro de que si en su municipio le dan el visto bueno a la Línea 2 del Macrobús, de inmediato las autoridades locales tendrán en sus barbas las protestas de sus propios correligionarios ¡pero de otro municipio!

Atrás de estas pugnas está la muy adelantada lucha por los espacios que se habrán de dirimir en las elecciones locales (y federales) de 2012, y lamentablemente eso está contaminando muchas discusiones sobre lo que se requiere en materia de soluciones a fondo para la metrópoli, lo mismo para tener mayor seguridad que para evitar inundaciones, igual para ampliar una avenida que para construir un puente.

Si eso sucede con autoridades emanadas del mismo partido, ¿qué pasaría si fueran de orígenes distintos? Como dice el dicho: “¡Tan poco el amor y desperdiciarlo en celos!”.