Drogas y violencia

No podemos evitar tocar el tema de la violencia, pero como dijo Héctor Aguilar Camín, los medios magnifican con el objeto de vender más su información, lo ponen en primera plana y la televisión es una continua repetición de los asesinatos y la guerra por las drogas.

Después de analizar profundamente la guerra por las drogas, prestigiados expertos han llegado a la conclusión que hay que reflexionar profundamente y que lo menos malo es legalizar la droga. Si analizamos los países más estrictos en consumo de drogas con los que son más relajados como Holanda, vemos que hay menos consumo y mucho menos violencia donde son más relajados.

Hace un par de años, en la Asamblea General de la ONU varios países se comprometieron a lograr un mundo “libre de drogas”, eliminar o reducir su producción, pero ésa es la promesa que los políticos les encanta hacer; lo menos malo no significa que sea bueno, la legislación sin embargo sería mejor para países productores, aunque traería diferentes riesgos a países consumidores, muchos drogadictos sufrirían, pero más humanos tendrían beneficio.

Actualmente es un gran negocio para productores, distribuidores y quienes los protegen, pero si preguntan a los productores, seguro que preferirían estar integrados libremente a la sociedad como empresarios exitosos, pagarían impuestos y competirían comercialmente.

La campaña y la guerra contra el narco y el crimen organizado es un laberinto casi sin solución, sin embargo había que hacerlo, pero es increíble lo peligroso que se ha vuelto nuestro México y la crueldad con que suceden los asesinatos.

Hoy la oficina de drogas de Naciones Unidas ya no pretende un mundo “libre de drogas”, según estadísticas 5% de la población adulta toma drogas ilegales en igual proporción que hace 10 años. El consumo de cocaína hoy es más alto que en los noventa y crece en muchos lugares incluyendo Europa. Estados Unidos gasta más de 40 mil millones de dólares cada año tratando de evitar la existencia de drogas, arrestan 1.5 millones de ciudadanos anualmente por delitos de drogas.

El fracaso de la guerra de las drogas ha hecho reflexionar a diferentes países en Europa y Latinoamérica, para sugerir que los drogadictos sean apoyados por medio de salud pública y educación, reduciendo castigos a quienes utilizan para uso personal “drogas suaves”; esto, han comentado, sería un paso en la dirección adecuada, pero no sería fuerte ni sacaría al crimen organizado del escenario.

La legislación diferente no solamente disminuiría al crimen organizado, transformaría las drogas de delito a problema de salud. Los gobiernos cobrarían impuestos para regular el comercio de droga y usarían los fondos recaudados para educar al público acerca de los riesgos de la droga y la adicción.

La legalización no sacaría a los maleantes fuera de las drogas, como el caso del alcohol. Tampoco ayudaría a cambiar estados fracasados como Afganistán, pero un siglo de fallidas manifestaciones abogan por esta tentativa.

Pueden pensar que esto sería imperfecto, pero vale la pena hacer una reflexión profunda.