Diversión y conocimiento

La comunicación abrió inconmensurables formas al saber. Lo importante es saber seleccionarlo.

Un niño de tres o cuatro años tiene en su mano el poder de ingresar al mundo maravilloso y alucinante de la tecnología sobre teclado y pantalla. Antes de aprender a leer y escribir reconoce letras conducentes a determinado efecto de su interés. Esto no es una fantasía futurista, sino la realidad vigente y predominante en esta segunda década del Siglo XXI.

De manera paralela en Jalisco existen dos millones de jóvenes mayores de quince años y adultos carentes de certificación secundaria y un millón de ellos son analfabetos. Sólo una parte de adolescentes tienen creada la inquietud por la tecnología, que en forma rudimentaria practican con fines de diversión, mas no de conocimiento y mucho menos de saber.

Es cotidiana la imagen de personas de cualquier nivel económico y cultural con la mirada sobre el teléfono celular atrayendo imágenes, sonidos y lecturas portadoras de conocimiento; algo equivalente ocurre con las computadoras portátiles o de escritorio, éstas con mayor capacidad de temas que en pocos minutos suben a la pantalla la información que de otras manera tomaría horas reinvestigación a través del papel impreso en libros y hasta enciclopedias.

Lo cuestionable es la real posibilidad de fomentar la sabiduría por parte del estudiante o lector, a quien ya no interesa absorber el contenido y acumular su saber, sino solamente aprovechar la información para satisfacción perecedera. ¿Hasta dónde y cuánto es superior el conocimiento al saber?

Este Día del Maestro, como era antes o del Magisterio mencionado también, atrae la reflexión respecto a nuestro papel ante la tecnología, puesto que es relevante el porcentaje de rechazo por parte de adultos “con juventud acumulada” de cinco o más décadas, para quienes el teléfono celular es herramienta de empleo similar al doméstico, éste en proceso de obsolescencia; la analogía comprende el cheque, sustituido por la transferencia electrónica. Correo electrónico, escaneo de imágenes, transmisión y más, es un mundo extraño para adultos mayores.

Ha sido brusca, inesperada y dinámica la tecnología, como para alcanzar el convencimiento de muchos pobladores con básica limitación académica como para aceptarla e incorporarla a su comportamiento. Por lo mismo, también es drástica la dificultad de asimilación y mayor la necesidad de cambios en la enseñanza en las nuevas generaciones de maestros con imperativo imprescindible de incorporación a la pedagogía global contemporánea.

La fácil dificultad es reconocer la cuesta que llevará dos o tres décadas antes de ver a los niños y jóvenes actuales con pleno y consciente dominio de su circunstancia tecnológica, no sin han antes haberse incorporado a los avances de su tiempo con aplicación de experiencia, saber y conocimiento.

Dios nos guarde de la discordia.