Dios cuide al puntero

Encabeza todas las encuestas de aspirantes presidenciales desde hace más de un año, con por lo menos 20 puntos porcentuales de ventaja sobre su más cercano competidor, y ya se vio que con ese capital político presiona y termina dominando a los órganos de dirección de su partido, que fijan posturas y establecen pactos, atacan y reculan, en función de sus cálculos para embolsarse la sucesión y remover al Partido Acción Nacional ( PAN) de Los Pinos.

Es “el candidato de Televisa”, la pantalla le favorece, sus coberturas son acríticas. Los medios en general no se pierden ninguna de sus apariciones públicas e incluyen en sus ediciones hasta el más insulso de sus dichos y la más simple de sus anécdotas.

Su imagen ha alcanzado tal fuerza, que hay quien lo considera ya no candidato, sino presidente electo. Por eso, se sabe que es la pesadilla del Primer Mandatario, quien está alineando “el aparato” para empedrarle el camino y posicionar a alguno de los desdibujados panistas que le pueda hacer frente.

Antes de pensar en “La Grande” tiene que resolver la sucesión en su Gobierno local. La designación de quién quede en su lugar está contaminada por los deseos personales de sus más íntimos colaboradores, que ya se disputan lugares en el gabinete federal, y no parecen muy interesados en quedarse a cuidar el Palacio y las cuentas de la Entidad, a partir de donde son impulsadas sus aspiraciones.

Si bien algunos de sus aliados más visibles tienen historias vinculadas a manejos turbios para facilitarle el viaje hacia el ansiado cargo, las denuncias e incluso las evidencias de todo ello le acaban haciendo “lo que el viento a Juárez”; presume una coraza protectora, un teflón por el que acusaciones y señalamientos de todo tipo invariablemente resbalan y se desvanecen.

Cuenta con un buen número de diputados en el Congreso federal que ven por sus intereses y en la legislatura local no cabildea: gira instrucciones a su mayoría.

Ha tejido con paciencia desde su gobierno local una relación muy sólida con algunos de los empresarios más prominentes del país, que están prácticamente afiliados a su campaña y dispuestos a inyectarle el dinero que haga falta.

Aunque su formación es liberal y laica, y está en contra de penalizar el aborto y a favor de usar condón, ha procurado un acercamiento estratégico con los principales jerarcas de la Iglesia Católica, y evita meterse en polémicas morales, aun cuando están en boga.

Pese a que en varias ocasiones ha sido pillado por los medios en falsedades y declaraciones que exhiben un lado autoritario y antidemocrático, al electorado le basta con su sonrisa cautivadora para mantenerlo en “los cuernos de la Luna”, estable como puntero indiscutido, hasta hoy, el único con posibilidades reales para la elección presidencial.

En 2004, dos años antes de la sucesión, todo esto se decía de Andrés Manuel López Obrador... y miren. ¿A poco alguien pensó que me refería a Peña Nieto?