Lunes, 03 de Marzo 2025
México | La posición de las patas de los caballos en esculturas cuentan la historia

Develan estatua de Madero con error histórico

La posición de las patas de los caballos en esculturas cuentan la historia

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO (20/NOV/2010).- Toda estatua nos relata una historia, nos remite a una personalidad a la que honra y perpetúa en los recuerdos de quienes de alguna manera, hemos recibido un beneficio de la obra del homenajeado o bien, como es el caso de El Caballito en la ciudad de México, de quienes recordamos al personaje aunque se conserve la estatua por su valor artístico pero se repudie al homenajeado.

Los monumentos siempre tienen un simbolismo, un león herido representa el heroísmo, por citar un caso. Lo mismo podemos decir de los monumentos ecuestres, es decir, aquellos que representan a una personalidad montada en un caballo. Este 20 de noviembre, el Presidente de México, Felipe Calderón, inauguró la estatua ecuestre de Francisco I. Madero, y la sorpresa no podía ser mayor: el caballo tiene una pata en el aire. Específicamente, la delantera izquierda.

Me explico: las patas delanteras de los caballos en las estatuas ecuestres narran la historia de su jinete. Cuando ambas patas se encuentran en el aire, nos relatan que su jinete murió en el campo de batalla.

Una pata delantera en el aire, relata que el jinete murió a causa de heridas recibidas en la guerra, pero no murió en el campo de batalla, sino que su muerte ocurrió en otro lugar y después del evento bélico.

Un monumento ecuestre en el cual el equino mantiene las cuatro patas pegadas a la tierra nos dice que el homenajeado murió por otra causa totalmente ajena a un evento de guerra, como sería el caso del mártir Madero.

Lamentable el error, que no demerita la ejecución artística, pero sí se contrapone al contexto histórico. Ya los tapatíos estamos acostumbrados a ver en el Parque Morelos al generalísimo sobre un caballo que mantiene ambas patas delanteras en el aire. Otro error histórico monumental, hablando de manera estricta.

Ojalá los escultores se informaran mejor sobre la simbología de los monumentos antes de presentar sus proyectos; ojalá los encargados de aprobar los proyectos supieran sobre qué están comunicando. De cualquier forma, recordemos que somos los hombres los que mentimos, no es justo que hagamos mentir a los caballos.

EL INFORMADOR / Adrián Castañeda

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