Viernes, 29 de Noviembre 2024
México | CLAVE POR LUIS ERNESTO SALOMÓN

Deterioro público

Siguieron declaraciones en televisoras regionales para difundir la idea de que el gobernador puede ser precandidato a la presidencia de la República

Por: EL INFORMADOR

Luis Ernesto Salomón.  /

Luis Ernesto Salomón. /

En las últimas semanas Jalisco ha sufrido un deterioro en la gestión de su vida pública. Las autoridades enfocadas en conquistar la percepción para consolidar propósitos electorales han emprendido una estrategia de polarización en la opinión pública. Surgió así la confrontación con los líderes de la Universidad de Guadalajara.

Que llegaron al extremo de pagar campañas publicitarias y propagandísticas por parte de dos instituciones públicas. Luego siguieron las disputas con los Presidentes Municipales de la zona Metropolitana con motivo de las obras de la línea dos del autobús confinado.

Siguieron declaraciones en televisoras regionales para difundir la idea de que el gobernador puede ser precandidato a la presidencia de la República.

El resultado de esto fue una crispación en el ánimo que puso en evidencia los intereses electorales de los actores políticos, como la lucha por los privilegios que suponen las obras públicas.

La cancelación de obras, la impugnación de créditos, el improvisar soluciones en otros municipios son muestra de la reactividad y oportunismo.

Con estas actitudes y las acciones consecuentes se produce un daño a la gestión pública por parte de todos los responsables del buen desempeño de las instituciones.

La cantidad de recursos dilapidados en estudios de viabilidad, diagnósticos, preoperativos, y muchos otros que se han realizado sin consecuencias positivas ascienden a cientos de millones de pesos, entre los realizados para proyectos de agua potable, saneamiento, transporte, movilidad urbana, equipamiento, y obras de infraestructura. La desconfianza y el egoísmo han conducido a desviaciones que rayan en el absurdo.

El ejercicio público sin visión comprometida con la sociedad lleva a la distorsión de ver como un botín la cosa pública y como un escaparate para crear imagen el puesto político.

El resultado es un descuido del rigor en el desempeño de la gestión pública y en eso la gente no se equivoca: tenemos políticos con baja calidad en su desempeño, enfocados en la superficie y descuidando el trabajo de fondo.

Los auténticos dirigentes están perdiendo el interés de sumarse a las cuestiones públicas, por el desencanto que produce el estéril enfrentamiento constante. Las autoridades están desgastando su legitimidad para tomar decisiones trascendentes, en todos los niveles de gobierno.  Es una pena que se deje de lado la oportunidad de crear un clima de unidad por Jalisco.

La situación se complica si damos cuenta de la creciente inseguridad que se vive en el Estado; los eventos de los Altos, Tapalpa, Jilotlán de los Dolores y Zapopan, para no mencionar las ejecuciones que se prodigan en el Sur de la Zona Metropolitana de Guadalajara, son una llamada de atención para el Gobierno del estado y para todos los presidentes municipales.

No es tiempo de frivolidades ni de abusos sino de fortalecer las instituciones. La demagogia es huir hacia delante dejando de lado la responsabilidad. La situación no está como para hacer experimentos sino para ponernos de acuerdo en las prioridades y la forma de atacar los desafíos. Sembrar la discordia para sacar provecho particular es obrar contra Jalisco.

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