Domingo, 20 de Octubre 2024

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Desmadejan al muñeco de la Gaviota

Por Vicente BELLO

Por: EL INFORMADOR

Imposible fue para el PRI detener esa carga de fusilería. “Es un delincuente electoral”, le restallaba Javier González Garza a Enrique Peña Nieto. “Es un hombre vacío de talento y vacío de valor”, le restregaba Juan José Rodríguez Prats”. Y le remachaba el panista todavía: “(El ‘muñeco de la Gaviota’…) es una enorme amenaza para nuestra incipiente democracia; un hombre que como algún priista me confesó en privado: no trae nada debajo del copete”.

Por fin, después de semanas que panistas y perredistas lo habían solicitado, estaba llegando a la asamblea, para su aireación, el Caso Enrique Peña Nieto, a quien todos en el Congreso lo han tildado ya como el candidato presidencial de Televisa. De temible filo, la palabra de Juan José Rodríguez Prats estaba cebándose sin piedad sobre un gobernador que el PRI, a decir verdad, tampoco estaba enviando a toda su caballería para defenderlo.

“Sinceramente exhorto”, se dirigía Rodríguez Prats a los priistas, “que no se aferren a esta fantasía; a esta farsa que se está creando y que puede tener consecuencias de un retroceso brutal, de cosas que ya pensábamos superadas”.

Con furor, manaba de panistas y perredistas la crítica hacia Peña Nieto. Rodríguez Prats seguía descosiendo al que él mismo había tildado de “el muñeco de la Gaviota”: “Ya es vieja la frase de que Dios para probar al hombre le da poder o a los hombres que no son de su afecto, para que se manifieste y se retrate su condición humana”.

Inició Rodríguez Prats con tal contundencia el debate, que fue notorio cómo los priistas sólo acertaban a hacer lo que los boxeadores cuando les arremete el contrario: buscan las cuerdas y el amarre de los brazos. En voz de Cleominio Zoreda, Fernando Castro Trenti, Adolfo Mota y César Duarte, el Revolucionario Institucional respondía —a manera de mandobles— invocando al candidato panista de San Pedro, Nuevo León, a quien hace ocho días exactamente, en la sesión de la Permanente, no lo bajaron de un presunto delincuente que ha optado por proponer que claudique el Estado ante los narcotraficantes.

Al final de cuentas, también tenían una parte de la verdad que les asistía. El PAN es un partido “simulador e hipócrita”, le restregaban los priistas aquéllos, aludiendo comportamientos electorales del mismo Presidente Felipe Calderón, o del titular de la Sagarpa, Alberto Cárdenas, en Colima, donde —decía Castro Trenti— fue a pedir el voto en forma abierta para su candidata del PAN a gobernador.
Beatriz Zavala reforzó entonces el ataque marca bestia que había lanzado al PRI. El gobierno de Yucatán (priista), decía la ex secretaria de Desarrollo Social, ha apoyado con total descaro a sus candidatos priistas.

Pero nadie, al parecer, ha hecho tanto como Enrique Peña Nieto, terciaban los perredistas Juan Guerra y Javier González Garza. Tanto, abundaba Guerra, que Peña ha dejado al descubierto la gran crisis que vive hoy la clase política mexicana, y las leyes y las instituciones.

“Se habla hoy”, decía Juan Guerra en la tribuna, “de una crisis y de vacíos en la legislación electoral que aprobamos Senado y Cámara de Diputados, entre otras cosas porque no está impidiendo inequidades y contrataciones ilegales a título de gacetillas o de entrevistas o de diversas cosas”.

Enrique Peña, insistía, es el candidato de Televisa, ese poder fáctico que ha amedrentado ya a los consejeros del IFE. Hacía unos instantes, Juan José Rodríguez Prats había asegurado que le constaba que el gobernador del Estado de México “compra” él directamente gente de los otros partidos políticos.

Juan Guerra había sido especialmente acucioso y autocrítico: “Creo que Peña Nieto no tiene defensa en el uso de los recursos públicos; en la presión que está ejerciendo; en la manipulación del proceso electoral. Pero este debate, y lo quiero decir autocríticamente, también pone de manifiesto la crisis en la que vivimos los partidos políticos”.

Y se daba de chicotazos él mismo: “Así nos mostramos como una clase política sin visión, sin capacidad de darle rumbo y por lo mismo sometida a los poderes fácticos. No tenemos manera de ordenar los poderes fácticos cuando somos tan débiles ante ellos y cuando no tenemos una visión ni autoridad moral para hacerlo”.

El debate incendiado había estado pasado por aplausos y gritos. Pero callaron todos los legisladores cuando Guerra les dijo: “Lo que falta en este país, y ojalá lo logre la próxima Legislatura, es un acuerdo entre los políticos. Y lo quiero decir así: mientras en el PRD nos rindamos a intereses, personales o grupales; mientras el PRI siga con los intereses de los poderes fácticos y de los Salinas y de Peña Nieto; o el PAN, con los intereses de los Bribiesca, no le vamos a dar futuro a este país”.

Y reiteraba: “Deberíamos reflexionar el gran fracaso que estamos viviendo. Y lo reitero: Peña Nieto no tiene nada;simplemente está vacío y está abusando de ser empleado de los poderes fácticos. Está abusando de haber vendido ya su candidatura”.

El Punto de Acuerdo sobre el cual versaba la discusión consistía en exhortar al gobernador Peña Nieto “a cumplir y hacer cumplir las normas y disposiciones que en materia electoral rigen la no participación de las instituciones del Gobierno del Estado de México en los procesos electorales”.

Nadie, por supuesto, estaba libre de tirar la primera piedra. Pero la tiraron todos, y, de paso, le han dado la primera gran desmadejada al “muñeco de la Gaviota”. Sólo un dato: Manlio Fabio Beltrones no estuvo ahí. Andaba por San Luis Potosí.

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