Lunes, 25 de Noviembre 2024
México | POR MARÍA PALOMAR

De lecturas varias

El lector mexicano que no recurra a la prensa extranjera queda irremediablemente al margen de los acontecimientos mundiales

Por: EL INFORMADOR

María Palomar.  /

María Palomar. /

Los lectores mexicanos interesados en temas internacionales, sobre todo cuando pasa algo como la situación que se vive en Libia, tienen por fuerza que recurrir a las fuentes de información de otros países. Los medios mexicanos, además de ocuparse poquísimo de las noticias internacionales (basta pensar en los minutos que se les dedican en los noticieros o los centímetros cuadrados en los periódicos), dependen casi exclusivamente de los despachos de las agencias de prensa. Pocos medios de comunicación tiene corresponsales; la mayoría manda “enviados especiales” para cubrir algún acontecimiento específico (sobre todo los deportivos). Así, el lector mexicano que no recurra a la prensa extranjera queda irremediablemente al margen de los acontecimientos mundiales, porque de no hacerlo difícilmente se enterará más que de las noticias muy, muy llamativas, pero rarísima vez se le ofrecerán editoriales, artículos de fondo, ensayos o entrevistas sobre los distintos ángulos del acontecer internacional.

Una búsqueda rápida en la prensa mexicana el jueves 31 de marzo sólo arrojó UN artículo escrito en este país que toca la cuestión libia: “Libia, ¿el fin del unilateralismo de los EEUU?”, publicado en La Jornada, escrito por la académica Soledad Loaeza, pero enfocado a los Estados Unidos y su papel mundial, no a la situación en Libia.

En los últimos años los medios mexicanos han contado con buenos periodistas y colaboradores externos en materia de economía o de deportes, pero eso no pasa en cuestiones internacionales. Hay unos pocos “todistas” (Castañeda, Guerra Castellanos, Benítez Manaut) a quienes se recurre lo mismo para hablar de la ONU que de China que del Congo. Pero tal parece que no existen los especialistas en países o regiones determinados: ¿dónde están los arabistas o los sinólogos?, ¿dónde están los diplomáticos en activo o retirados capaces de dar cuenta de la historia y la política de tal o cual país?, ¿quién ha venido siguiendo a lo largo de décadas lo que ocurre en Siria, en Bolivia o en Australia? Vaya: ¿cuántos comentócratas (no digamos ya los locutores que posan como periodistas) podrían hacer una evaluación aunque fuese medianamente informada sobre la vida política del Reino Unido o de Argentina en lo que va del siglo? Pedir que sepan cómo se llama el presidente de Albania ya sería un exceso...

Quién sabe para qué estén capacitando a las decenas de miles de estudiantes que hacen la carrera llamada “relaciones internacionales”, que debería ser una mina para la producción de especialistas en... bueno, en las relaciones internacionales. Muy pocos de ellos ingresan en el Servicio Exterior.

¿Qué hacen los demás? Y los diplomáticos, ¿no tienen nada que informar acerca de los países donde están o estuvieron representando a México?

No es que esa pobreza evidente de nuestros medios de información haga de México un país periférico o irrelevante en el panorama internacional: sólo es un elemento más que contribuye a que lo sea.

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