Viernes, 29 de Noviembre 2024
México | POR MARÍA PALOMAR

De lecturas varias

Javier Cercas es un escritor español (Cáceres, 1962) que se dio a conocer a la mayoría de los lectores con Soldados de Salamina

Por: EL INFORMADOR

Javier Cercas es un escritor español (Cáceres, 1962) que se dio a conocer a la mayoría de los lectores con Soldados de Salamina, una novela breve, interesante, escrita con una admirable economía expresiva y en una de las mejores prosas actuales en lengua española. Luego pasó al cine con la película, no muy celebrada, de David Trueba (2002).
 
Cercas ha declarado que para él escribir un libro no es relatar una historia, sino contar “el proceso de averiguación” de esa historia. También ve a los personajes como enigmas que quizá no tengan solución, y suele implicarse en las tramas en lo que ha llamado “ficción autobiográfica” (como en Soldados y en La velocidad de la luz, publicada en 2006).

Esa fusión y confusión de géneros, que no parece preocupar en absoluto al autor, está también presente en su último libro, publicado el año pasado. Anatomía de un instante (Mondadori, 2009) es “un ensayo en forma de crónica o una crónica en forma de ensayo”, como reza la contraportada. No es una obra de ficción: es una especie de arqueología profunda que desdobla y analiza desde todos los ángulos posibles la fotografía de un momento histórico; más literalmente, es el despliegue literario de un instante preciso, en la sede de las cortes españolas, cuando a las seis de la tarde con veinte minutos del 23 de febrero de 1981 irrumpió echando bala el teniente coronel Tejero, en el último y frustrado intento de golpe de Estado contra la democracia en España. En ese momento, captado por las cámaras de video, los diputados obedecen, aterrados y atónitos, las órdenes de “pecho a tierra”. Los únicos que no lo hacen son tres: el presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, su vicepresidente, el general Gutiérrez Mellado, y Santiago Carrillo, el líder histórico de los comunistas.

El valor físico y la presencia de ánimo de los tres personajes mueven, en un primer momento, a la admiración pura, algo que tan pocas veces sentimos en la vida diaria. Pero el autor está lejos de contentarse con eso. En las largas 460 y pico páginas del libro se dedica de modo ejemplar a lo que un buen periodista, que también lo es, debería hacer normalmente para sus lectores: a mediar con información fidedigna y sólida entre el acontecimiento y sus antecedentes, entre el personaje noticioso y sus circunstancias, que siempre arrojan tanto luces como sombras. Añade además una buena bibliografía y una serie de notas rigurosamente documentadas.

En Javier Cercas está la preocupación central de establecer una verdad moral, por complejo que eso parezca y por más que resulte para las masas de estos tiempos una especie de excentricidad superflua. Como declaró en una entrevista a Justo Serna (Ojosdepapel.com, 26 de julio de 2006), “yo creo en la posibilidad de la decencia moral; en realidad casi sólo creo en eso. Creo en eso, que es casi un milagro, y me conmueve mi propia ingenuidad. Que, pese a todo, sea posible ser valiente, leal, limpio y generoso, en fin, no quiero otra cosa para mí, aun sabiendo que nunca voy a tenerlo. En cuanto a la política, bueno, eso es un asunto distinto. Si me obligan a elegir, prefiero mil veces ser una persona decente que acertar políticamente”.

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